miércoles, 25 de noviembre de 2009

Un bosque...... muy animado...




¡Qué de sensaciones supone caminar por el bosque en otoño!. Esa variedad de sonidos, aromas y colores que lo componen envolviéndonos en un halo de magia y misterio. El susurro del viento, el crepitar de las ramas, los sonidos de tantas y tantas especies , el característico olor de la tierra húmeda, de los pinos... de los eucaliptos, y sobre todo el color.... esa paleta de colores típica de esta estación, entre ocres y rojizos con que se alfombra el suelo de hojas caídas, o el verde del musgo que crece por doquier.
 

Hay admiración al sentir que en medio de tal desorden, exista tan inteligente y perfecto orden. Ahí, cada especie animal, vegetal o mineral, que existen por miles, tiene su hábitat y cumple su silenciosa misión. Nada sobra ni falta. Destrucción y nacimiento en una eterna danza. 

El bosque , actuando cuál gurú, nos hace ver ese otro bosque que se desarrolla en el interior, a nivel mental, dando lugar a nombres y formas , cuyos troncos y raíces están hechos de pensamientos, sentimientos y emociones que se expresan con conceptos , ideas , condicionamientos, hábitos..... 

¿Y que hacer con todo eso? 

¿Qué hacer con esos sentimientos de celos, envidias, ira, soberbia...que tanto sufrimiento ocasionan? 
Si es fácil comprender que la vida que se desarrolla en el bosque es pura energía, energía en continuo proceso de trasformación, a través de la tierra, del aire, del agua, de la luz y de la interacción de las distintas especies, podemos comprender como también es energía todo el condicionamiento de los seres humanos. Energía cultivada a través de toda la historia de la humanidad y que como el bosque, tiene su propio dinamismo. 
Una fuerza y un impulso, el pensar o el sentir, que no tiene nada de personal, que se desarrolla de forma universal y que por lo tanto no puede ser, ni suprimida, ni acallada

Percibiendo la inmensa variedad del bosque como un todo, también en lo relativo al ser humano descubriremos lo mismo. Nada puede existir por separado, no puede existir un "Mi", ni un "mis sentimientos" ni un "mis emociones" , o "mi" ...lo que sea..., no hay ni un sentimiento, ni un pensamiento, ni una emoción que no forme parte del conjunto universal

El cuerpo no es un problema, él, como el bosque, tiene su propio funcionamiento biológico y exige pocos cuidados, pero es la identificación con ese pensar o sentir que forma parte de la raza humana y de la mente universal, el engaño que nos induce a suponernos ser una persona, con todo el sufrimiento que ello conlleva. 

La luz del sol colándose entre los árboles del bosque, lo hace posible, al dar luz, vida y color, sin elegir y ni tan siquiera tener que conocer lo que ilumina. Y al igual que los rayos de sol en el bosque amándolo todo , sabernos como él, sólo luz y calor. Presencia lúcida.  Nos descubre en todo, una extensión del "Mí Mismo", y por lo tanto iniciar un movimiento amoroso, clarificador e integrador de esos vehículos que suponen el cuerpo y la mente. 

La pregunta ¿y yo que siento?, nos mantiene despiertos para saber en todo momento con que nos estamos identificando ¿con la forma?, ¿ como persona?, porque toda respuesta que provenga de lo personal, implica empezar desde ahí a abrir huecos hacia espacios de un sentir cada vez mas amplio y menos limitado por los muros de un cuerpo, de una ideología, de un país........etc 

Puesto que la respiración es la principal fuente de vida ,  siendo conscientes de ella podemos recorrer el camino a la inversa hasta descubrir su fuente. Descubrir toda esa energía que sustenta la vida, o también descubrir la vida como energía, como un solo espacio no limitado por las formas.


Primero Ser todo, amar todo para al final Ser nada, amar nada. (Nisargadatta)




10 comentarios:

Delia dijo...

Beatriz qué se puede decir o comentar sobre esto tan hermoso, con la belleza de lo real,lo único, lo esencial. Sólo agradecerte que nos posibilites su lectura y agradecer al bosque, maestro de la vida..

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bello y profundo ese Bosque, Beatriz... y a través de él ese Silencio que lo envuelve con total sutileza...detrás y alrrededor de cada sonido, movimiento y forma...

Esa SABIDURIA única y múltiple a la vez, perfecta y madre del caos...inmóvil y cambiante constantemente...

El juego inefable de la SABIDURIA ETERNA..la cual habiéndolo creado todo...está en cada cosa creada conteniéndola,
sosteniéndola...y renovándola.

Voy siguiendo tu buen blog, hermana...

Bendicion en los instantes


Carmen.

Beatriz Moro dijo...

Gracias Delia, como siempre, por poner interés en lo que aquí se escribe.

Es cierto que hay espacios más propicios que otros a mostrarnos su esencia, y la naturaleza vista con los ojos del corazón, es uno de ellos.

Un abrazo Bea

Beatriz Moro dijo...

!Que bonito nombre!
Ver con los ojos del corazón.
De hecho es una frase que sale muy a menudo de mis labios.
!Buena coincidencia!

Y muy interesante y profundo tu comentario. Gracias, porque las palabras que apuntan a lo esencial nos mantienen en la corriente pura

Me alegro de conocerte

Un abrazo
Bea

Sankara dijo...

Querida Beatriz.

Que importante es darse cuenta de que somos NADA.

Namasté.

Anónimo dijo...

La contemplación de la naturaleza nos devuelve a nuestra verdadera raíz, entonces conocemos nuestro verdadero hogar, ¡hermoso!-

(z) Victoria dijo...

Hola Bea! Sólo empezar a leer ya he sentido los olores a setas, a tierra húmeda, a hojas secas ... , los ruidos, los rumores, los colores, cuánta belleza! Y si por un momento podemos observarlo desde dentro y darnos cuenta, como bien dices, de la impersonalidad de todos esos sucesos y vernos a nosotros mismos de la misma manera, es caer en el hecho de que son lo mismo.
Gracias Bea, maravilloso!
Un abrazo.

Beatriz Moro dijo...

Así es querido Sankaradas


Gracias Bea

Beatriz Moro dijo...

Hola Queoquina:

Efectivamente algunos entornos u objetos, tienen la cualidad de producir en nosotros la suspensión del movimiento compulsivo del "ego" y esa apertura que nos remite a nuestra esencia.

Gracias por tu comentario y un abrazo
Bea

Beatriz Moro dijo...

¿Verdad que sí, Z?

¡Que libertad saber que todo "el espectáculo" forma parte del juego impersonal de la conciencia!, y que no tiene otra realidad que la que nosotros le damos.
Un abrazo Bea