martes, 17 de noviembre de 2009

El silencio y la Fuente





Al hablar de silencio lo primero que se suele venir a la  cabeza es un espacio donde no existe el ruido. Un espacio armonioso muchas veces relacionado con la naturaleza y que induce a una sensación de paz y sosiego.

O también podemos asociar el silencio a un estado mental, a ese espacio vacío que queda cuando "meditamos" y dejamos atrás, por un tiempo, los problemas de la vida diaria, sin permitir que el pensamiento nos invada.

Pero me gustaría ir un poco más allá y buscar otro espacio al silencio, a ese silencio que adviene cuando se acallan todas las estructuras del ego. Un silencio que es resultado de haber comprendido la naturaleza del "yo" y "el otro" así como las emociones y los sentimientos con todas sus raíces, y de haber integrado todo lo que llega a la vida en una total aceptación.
Ese es un silencio que no puede ser alterado , porque es un silencio en donde está incluido todo y a la vez está más allá de todo.

Decía Nisargadata que el camino del discernimiento es como excavar un pozo, uno va sacando tierra hasta que el agua aparece, y así pasa cuando comienza la indagación que nos devuelve a casa, cuando sentimos el ímpetu y la necesidad del reencuentro con uno mismo, cuando comenzamos a descubrir que todo lo que cambia porque no es permanente, es como la tierra del pozo, no sirve para saciar la sed.

Y eso con lo que a través de los sentidos nos identificamos, o mejor diríamos, esa "maya", o "ilusión", por la que cual la Conciencia se identifica con sus creaciones, ese es el ruido, el ruido del universo, el ruido de la manifestación.


Y es ese el ruido el que nos lleva a dividirnos , que si "yo", que si "el otro", que si "mis sentimientos ", que si "los tuyos", y por eso tiene que ser ser clarificado, porque esa es la tierra del pozo y uno debe de saber porque es tierra que hay que desechar y no el agua que nos sacia la sed.

Y de esta manera, a base de discernimiento y desapego, comprendiendo y soltando, dándonos cuenta que el mundo de lo "mio" y "lo tuyo", con todas sus contradicciones y conflictos son sólo la parte superficial de la Conciencia, su ruido..., seguiremos excavando en el pozo de la sabiduría hasta encontrar el agua vivificadora de un silencio que nos hace comprender el ruido, porque ese silencio es su origen, y no está condicionado por él.

Por lo tanto, podemos disfrutar del silencio físico de los sentidos, del silencio de la mente o ese espacio sin pensamientos en donde se empiezan a abrir las puertas, y el silencio que llega con el entendimiento, en donde se integra y se transciende todo ruido y toda división, y que por lo tanto lleva el sello del Amor, que supone no excluir nada por saberse todo.

Y aún podríamos seguir excavando hasta encontrar la fuente, ..Pero a eso no podemos llegar con la palabra, ese es un silencio que no es experiencia y sólo puede ser definido en términos negativos... esto no....esto no.... "neti...neti"

Para encontrarnos "con eso" debemos haber desbrozado el camino de "lo conocido", desechado y desenterrado las raíces del "ego", escuchado sus ruidos para clarificarlos y liberarlos, y de esa manera, llegar a un silencio que no está condicionado por el ruido y que es la fuente de donde mana ese agua que al místico le  hacía decir :
¡Que bien se yo la fonte que mana y corre aunque es de noche!

Aquella eterna fonte está escondida
¡Que bien sé yo do tiene su manida
aunque es de noche!
Su origen no lo sé, pues no lo tiene,
más sé que todo origen de ella viene,
aunque es de noche