sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Y yo que siento?



Siempre que nos acercamos a investigar la calidad de nuestras relaciones, y lo afrontamos desde una madurez en la que ya no nos vale el viejo truco de echar las culpas a los demás, nos puede servir de ayuda plantearnos estas dos sencillas preguntas:
 

¿Y yo que siento?
Esta pregunta nos debe de llevar directamente hacia un ir descubriendo todo nuestro mundo interior, tanto a nivel físico como psicológico, con mis gustos y mis rechazos, e ir sacándolo al exterior para clarificarlo o reconducirlo, Porque es precisamente ese sentir desde el que me vivo: "me siento triste", "me siento angustiada", "me siento sola", o al contrario "me siento estupenda", "me siento perfecta"...el que está condicionando cualquier respuesta a la vida. Por eso es tan importante reconocer ese sentir e ir descubriendo cauces sanos de expresión para ir reconduciéndolo. 

¿Y como respiro? 
Cuando limitamos la idea que tenemos de nosotros a lo que somos como cuerpo o forma, nos sentimos incompletos y ese miedo que acompaña a esa percepción limitada condiciona todas nuestras respuestas. Y cuanto menos espacio nos damos, menos aire respiramos. Y cuanto más limitados nos vivimos dentro del contenido de nuestras vidas, más rápido reaccionamos a las limitaciones de los otros. 

¿Pero no hemos descubierto ya que hay algo más que el contenido? ¿Tenemos interés en vivir desde ese otro espacio que hace posible que el contenido exista? Cuando respiramos, permitimos que ese espacio aparezca y damos una tregua a la imaginación, para ir ampliando el campo de nuestra conciencia. Y desde eso que siento, reconduzco las sensaciones, viendo como se moviliza el corazón (al interesarse por ello), y cómo la mente, movida por la inteligencia, encuentra ya la idea adecuada para poner en marcha la acción pertinente. Y para llevarla a cabo ¿Tengo en cuanta a todo lo que está a mi alrededor? ¿Soy realista al adecuar lo que construyo con lo que siento?

Así que partiendo de esta investigación sobre las relaciones, hemos descubierto como la relación más importante y de la que parten todas las demás es la que mantengo conmigo mismo, el como me siento, desde donde me vivo, la que marca cualquier relación con los demás ... 

Preguntémonos a menudo: ¿Qué nos falta? ¿Qué esperamos de los demás? ¿Me vivo desde una condición de mujer o hombre, buscando otra mitad que me complete? Porque si ya hemos visto que son nuestras propias limitaciones y carencias las que nos hacen creer que son otros quienes tienen que llenarlas ¿podremos reconocer, por lo tanto, que eso que demandamos ya esta dentro de nosotros, pero que hasta ahora no nos habíamos ocupado en actualizarlo? No es cuestión de encontrar respuestas, pero sí de ver que es lo que se mueve, con todo esto, en nuestro interior.



lunes, 22 de noviembre de 2010

Alegria de Ser









Andamos siempre tan ocupados intentando resolver asunto tras asunto, inmersos en esa vida que se desarrolla sólo en el nivel de la mente, hipnotozados entre tantos mecanismos de defensa puestos en marcha por la memoria o por la imaginación, que continuamente dejamos que se nos escapen la Paz y la Bienaventuranza que permanecen inalterables detrás de tanto ruido y que forman parte esencial de nuestro SER.




Mientras la mente es dueña de nuestras vidas, la herencia, la educación que se recibe, o las propias dificultades que se deben de afrontar, condicionan nuestro cerebro y construyen unos surcos que dan lugar a muchas de nuestras tendencias latentes. Esas que nos impulsan a repetir los mismos errores y que generan un espacio oscuro y cerrado, en donde no puede entrar ni el aire ni la inocencia de lo nuevo.




Estas respuestas automáticas, que son fruto de la inconsciencia y del protagonismo que aún conservan las ideas o las imágenes desde las que nos relacionamos con la vida, son respuestas dictadas por el miedo. El miedo que nos da soltar o prescindir de la seguridad de los viejos esquemas de lo conocido.





Abrirnos a lo nuevo


Cuando afianzamos una atención que nos permite ocuparnos en cada momento, de lo relativo a cada momento, centrados en "como" realizamos la tarea, más que en lo "que queremos" o en los resultados que pretendemos conseguir, recogemos como fruto la madurez de la entrega y de la aceptación de lo que Es. Y la relajación que eso conlleva, disuelve las proyecciones que solía poner en marcha la imaginación.





Realmente , algo tan sencilo, como es procurar la unidad en la acción de nuestros vehículos, sin una mente que tire por libre, así como la madura alineación con el fluir de la vida, trae frescores nuevos, brisas llenas de equilibrio y alegría, y borra literalmente las viejas tendencias que nos esclavizaban a seguir creando mundos de dolor y placer.





Porque con la apertura al momento presente, se hace con las riendas nuestro SER interno, envolviendo todo con su luz y calor y dejándo atrás el énfasis de lo relativo y secundario. Y la profundidad de nuestra Conciencia, nos reviste en su potencial de Paz Y Alegría. No una alegría referente a nada concreto, ni una alegría opuesta a la tristeza, sino la alegría de sentirnos completos y de Ser y Conocernos en la fuente y origen de todo.



Una fuente, que como dice el místico, mana y corre aunque es de noche, a través de una Vida que se manifiesta de forma universal, pero que subyace en cada hecho concreto. A la que la mente no puede acceder porque no la puede abarcar, y por eso la divide en tiempo y en espacio.



Pero detrás de este tiempo psicológico, permanece el SER, y todo lo que está vinculado a la opacidad de lo relativo, lo concerniente a la persona o a los acontecimientos cotidianos de la vida, van perdiendo su fuerza , mientras la aceptación en cada momento de lo que se presenta, disuelve las últimas resistencias que impedian que la Alegría de SER, simplemente SER; se manifestase.

sábado, 23 de octubre de 2010

Las palabras




Cuando las palabras están dichas, hay silencio. El silencio antes de que las palabras fueran dichas ¿es distinto del silencio que viene después? El silencio es uno y sin él las palabras no podrían haber sido oídas
(Nisargadatta) 

 Es interesante observar en donde nace el impulso que hay detrás de cada palabra y buscar la fuente de la energía que las genera, para así aprender a utilizarlas de la forma adecuada, cuando realmente son necesarias y con el respeto que merecen, pues es grande el poder que hay detrás de ellas.

¿Y antes de la palabra, que soy yo? Y lo que soy ¿puede ser perturbado, alterado o tocado por ella?

No cabe duda de que la palabra es una maravillosa herramienta de comunicación, y que a través de ella se han trasmitido esas verdades que nos han ayudado a comprender y a despertar a nuestra realidad esencial. Así cada palabra debe de ser tratada como una semilla, que fructificará si dispone de la tierra adecuada.

Esa lucidez que nos ha llegado a través de ellas, al principio comienza sólo como claridad en las ideas, en los conceptos, en los sentimientos, pero poco a poco va haciendo que encontremos el empuje necesario para hacer que toda nuestra vida se trasforme y se convierta en un fiel reflejo de la comprensión.

Y el camino espiritual empezamos a entenderlo como un proceso natural de maduración hacia el despertar y a la vivencia de lo que realmente somos. ¿Y que somos realmente? Para descubrirlo Nisargadatta nos invita a que nos situemos siempre antes del nacimiento :
¿Qué era yo antes de nacer? ¿Qué es lo que aparece con el nacimiento? Lo que aparece ¿no es el estado de Presencia? Ese que nos permite atestiguar el contenido de la mente. Conciencia, sólo Conciencia. Parece que a partir de reconocer esto, la madurez nos va a exigir posicionarnos para que dejemos de vivirnos ya como un cuerpo y una mente que tienen consciencia, y empezar a hacerlo como Consciencia que dispone de cuerpo y mente.

Y desde esa atestiguación, aunque sigamos viendo aparecer las viejas tendencias reclamando que nos identifiquemos con las cosas, que nos apeguemos a los objetos, que sigamos creando personajes para que nos defiendan en cada suceso de la vida.... .. dejamos que todo eso traspase nuestro espacio interior...., pensamientos...., sentimientos...., emociones, situaciones buenas o menos buenas que pretenden quedarse a vivir ahí,.... pero a las que ya no les permitimos que se estanquen impidiendo el frescor y el fluir de la vida.

Y entonces veremos surgir la acción inteligente.....esa que es la necesaria en cada momento, para cada momento. Realizada con interés, pero con afectuoso desapego... porque lo más importante ya está teniendo lugar, que es ser trasparentes a lo Real.


martes, 14 de septiembre de 2010

Algo sobre la violencia y el temor




La imaginación impura causa tanto daño como la acción impura (Vivekananda)




Es un tema siempre candente y motivo de muchos debates la violencia que existe hoy en día en la sociedad como conjunto, pero pocas veces nos paramos a encontrar de que manera esas raíces están también arraigadas dentro de cada uno de nosotros. Será nuestra responsabilidad descubrir esa parte, con la que por inconsciencia o inadvertencia, estamos añadiendo más distorsión al universo.


No nos estamos refiriendo sólo a la violencia que lleva implícita una agresion física o una acción motivada por la ira. Hay formas de violencia más sutíles, que pasan desapercibidas y que están asentadas de forma casi habitual en la sociedad. Son todos esos estados interiores que se expresan con menosprecio hacia los demás y dan lugar lugar a un mundo lleno de murmuraciones, exclusiones, desaires, manipulación ....., etc, síntomas inequívocos de una mente fuertemente apegada a sus ideas y focalizada en acoger sólo aquello que le resulta beneficioso o agradabe.


Esa resistencia que nos impide entender la vida como conjunto, como diversidad en la unidad, pone en marcha tensión o crispación ante todo eso que no estamos dispuestos a aceptar.
Como situaciones que nos desencanten "haberlas ailas", en donde la insensibilidad o la inconciencia ajena nos hace sentir vulnerables, como seres humanos o como sociedad, podemos predecir que esa energía ciega, que aún no sabemos canalizar, nos puede jugar una mala pasada en el momento más inesperado, saliendo de forma brusca o bajo estrategias sibilinas.



Si nuestro interes ya está dirigido a descubrir la fuente de la armonía en nuestro interior, hacer de ella el eje de nuestra vida y que su reflejo enriquezca todas las relaciones, habrá que estar muy alertas para detectar cuando nuestras respuestas salen llenas de negatividad, de visceralidad, de ira, de palabras duras y hasta de silencios molestos e innecesarios , en fin...de esas reacciones que nos hablan de una mente intolerante y fraccionada.


La falta de comprensión nos impide vivir realmente, vivimos sólo mentálmente, limitamos nuestra atención en mirar hacia esa parcela en donde se producen el pensamiento y la emoción, porque allí los sentidos son estímulados por los objetos, y vamos obteniendo nuestras dosis de placer o dolor. Acumulando experiencia tras experiencia , construimos una identidad basada en esos recuerdos y expectatívas. Creamos un pasado y por lo tanto un futuro. Y eso nos obliga a vivir atemorizados y a la defensiva. ¡ Mira que si ahora nos quitan lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo!.



Esa vida basada en ideas, sean del tipo que sean; éticas, políticas, mundanas, religiosas o espirituales, es la que crea las separaciones y levanta muros, a veces tan intolerantes e infranqueables, que llevan a los hombres a matar y a morir por ellas.La dualidad lleva consigo ese estado de temor constante
¿Pero.... Que se teme perder?
¿que nos hace incompletos?

Nos sigue dando vértigo soltar lo conocido.
¿Que soy yo o en que vacío me quedo si me quitan mis ideas, mis creencias, mis posesiones, mi patria, mis seguridades materiales o afectivas?
¿Como será la vida sin el escudo protector de las ideas, "las mías" y de la memoria de "de lo mio"?



El miedo nos detiene, nos da miedo receder, ir atrás, dar toda nuestra atención a eso que nos reclama y que nos invita a soltar, a dejar ir, a ser esa dimensión que siempre hemos sido como simple y vacía vivencia de SER, de EXISTIR, de AMAR. Conciencia impersonal, amorosa, que incluye todo, pero en donde la referencia a un yo individual y a lo mío ya no tiene ningún sentido.

Y esa bendición en donde somos ya perfectos y completos, la olvidadamos para limitarnos a vivir como individuos, desde esa falsa visión que origina el sufrimiento, la agresividad y la violencia, y que nos incita a buscar inútilmente y en medio de los objetos algo que nos vuelva a completar. Misión imposible.


¿Podremos vivir simplemente, sencillamente, sin construir imágenes y en relación directa con los hechos?Si nos ponemos en marcha, vemos como la vida va mucho más allá de la ideas. Que aunque dejemos atrás el discurso del pensamiento, la vida continúa actualizándose momento a momento, sin dar tiempo a los análisis y moviéndose del ahora al ahora, de forma espontánea e intemporal.
Permaneciendo en esa vida que sólo sucede AHORA, abiertos a esa comprensión, fluyendo con ella, le estamos impidiendo la aparición a ese "personaje" creado por la memoria y que es el origen de la violencia y agresión.
Y viviéndo espontáneamente descubrimos que no había una vida que vivir, que nosotros somos la vida....



El problema de la humanidad está en el mal uso de la mente. Todos los tesoros de la naturaleza y del espíritu están abiertos al hombre que usa su mente adecuadamente.El miedo y la codicia causan el mal uso de la mente. El uso adecuado de la mente está al servicio del amor, de la vida, de la verdad, de la belleza.(Nisargadatta)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Pasito a Pasito





Una vez que comprende que el camino es la meta y que usted siempre está en el camino, no para alcanzar una meta, sino para gozar su belleza y su sabiduría, entonces la vida deja de ser una tarea y se hace natural
(Nisargadatta)
(17 de abril de 1897 -8 de septiembre de 1981)




Hace más o menos un año que de manera inesperada, como realmente sucede todo en la vida, ha surgido este blog. En él, van apareciendo de manera informal reflexiones sobre esas luces y sombras que "el buscador" se va encontrando cuando hace de la comprensión una vivencia. Porque todo cambia de perpectiva en cuanto descubrimos que nuestro estado natural es atención y presencia, en el cuál, todo lo que aparece toma sólo realidad aparente.


Como esta fecha está ligada de alguna manera a "la figura" de dos de los grandes maestro gracias a los cuales, en este momento, se hace posible este "pasito a pasito", en un intento de caminar de la ignorancia a la lucidez y de lo ilusorio a lo real. Vaya mi respeto y gratidud a los dos.


A través de su enseñanza, en distintas etapas y bajo distintos aspectos, se han ido descorriendo velos para actualizar de forma práctica y en la vida cotidiana sus mensajes de amor y unidad.


Simplifica tu vida, purifica tu corazón.

Sirve, ama, da, purifícate, medita, realízate

(Sivananda)
(8 de septiembre de 1887-14 de julio de 1963)

8 de septiembre de 1887
14 de julio de 1963

domingo, 22 de agosto de 2010

El reto de vivir




Usted vive, siente y piensa. Prestando atención a su vivir, sentir y pensar, usted se libera de ellos y va más allá de ellos. Su personalidad se disuelve y solo queda el presenciador. Entonces usted va más allá del presenciador. No pregunte como acontece. Solo busque dentro de usted mismo. (Nisargadatta).

Cuando empezamos a dar atención a nuestro vivir, como nos recomienda Nisargadatta, es cuando vamos haciéndonos conscientes de todo un movimiento interior de pensamientos y sentimientos que pasaban desapercibidos porque funcionaban en piloto automático. Todo ese parloteo interno que condiciona la mente y por lo tanto deforma las respuestas a la vida, es el que nos hace vivir como seres separados de la totalidad, nublando y oscureciendo la Presencia lúcida de lo Real.

El discernimiento que supone diferenciar entre lo transitorio y lo permanente, entre lo que aparece en nuestro campo de conciencia, como son los pensamientos y los sentimientos, y el percibidor de dicho campo, nos va liberando de esa identificación con lo percibido y nos descubre que somos esa capacidad de percibir, de constatar hechos, dentro de una amplia e impersonal Conciencia. 

Mientras continuamente olvidamos esto, se puede decir que vivimos como dormidos y sin poder encontrar salida al sufrimiento. Todo el proceso del despertar parece bastante sencillo, pues sólo nos exige estar bien posicionados y alertas. 

Esa Conciencia que en todo momento yo soy, y que no es afectada por lo que aparece, sino que tan solo le da realidad, es como un foco de luz que ilumina lo condicionado mientras permanece ella misma incondicionada. Y cuando nos distraemos y volvemos a tomarnos por lo que nos somos, buscando una perspectiva individual, oscurecemos y añadimos confusión en el mundo, porque las relaciones que queremos establecen nacen mal asentadas desde el principio, basadas en ideas estáticas y en imágenes en donde se elige entre unos y otros en función de los gustos o caprichos de la mente. Y seguimos girando como ruedas de molino, buscando respuestas en el pasado, entre todas esas experiencias que almacena la memoria, mientras se nos escapa la vida que se desarrolla en el Ahora y que trae la frescura de lo nuevo. Se pierde ese contacto directo con los hechos y su respuesta natural.

Nos hemos habituado a los daños que ocasiona ese mal uso de la mente. Y entre todos estamos creando un mundo dominado por el miedo y la codicia e indiferente al sufrimiento y al caos que con ello se ocasiona. Y mientras tanto el ser humano vive y muere ignorando su grandeza y sin tener la oportunidad de descubrir cuales son sus capacidades reales ni conocer el sentido de su vida. Afortunadamente siempre es buen momento para empezar y para poner en marcha entre todos una forma más madura de relación, en donde se cuestione y se ponga fin a ese pensamiento que sólo alimenta al "yo", al "mí", lo mío, lo que me gusta, lo que me conviene y que genera tantos estragos por el uso sin escrúpulos de las cosas y de las personas con el único fin de satisfacer sus demandas o carencias. 

Por eso decimos que traemos orden a la vida cuando conocemos como funciona la mente, cuando descubrimos lo limitado de sus capacidades y cuando la dejamos de utilizar para lo que no le corresponde. Y desde ese silencio o quietud mental podremos descubrir que hay otra dimensión, que la contiene, pero que a la vez está más allá de ella. La mente sólo sabe conocer y experimentar, por eso no nos puede ayudar a ir más allá de eso que conoce. Para descubrir algo más, la mente tiene que cesar de proyectar imágenes y permitir que la vida fluya por ella y se ensanche mucho más ella, sin la interferencia de sus reacciones. Y en esa vida sin defensas y sin la falsa seguridad que aporta la idea de un ego, se descubre ese espacio que no conoce particularidades y que no es otra cosa que amor y compasión hacia todo y hacia todos. 

Así que será necesario que el cuerpo y la mente estén dispuestos a pasar "la prueba del algodón", que es esa purificación que los hace trasparentes a los zarpazos y retos de la vida, y que permite que toda la fuerza y la violencia del universo los traspase sin dejar residuos, para dejar de ser un "pepito grillo" y convertirse en aliados y fieles servidores del SER. 

Son el amor y la compasión los que nos enseñan a ser prácticos y aprender a vivir con los pies y las manos en la tierra, mientras la mirada está vuelta hacia lo supremo, moviéndonos con lo condicionado, sabiéndonos incondicionados. Y eso no es algo etéreo, sino algo que vamos construyendo cada día, en las relaciones con la familia, con los amigos, con la sociedad y sus contradicciones, con toda esa violencia y caos que se produce en cada momento en el mundo...con todo ese movimiento que llamamos exterior y con todas las respuestas internas que todo ello despierta tomando la forma de sentimientos o emociones de toda índole. La aparición de una Conciencia acogedora será la que irá integrando todo eso, porque el SER y el AMOR que somos, que son pureza y armonía, no establece diferencias ni entre las cosas ni entre las personas..

Lo que une: La Conciencia

jueves, 22 de julio de 2010

Vacaciones inteligentes





Este "suave y acariciador calorcillo" del verano, ( ¿se nota que vivo en el norte? ), que nos
permite desarrollar una vida más relajada y en contacto con la naturaleza, puede ser un buen momento para observar de qué manera nos hemos ido dejando llevar por los parámetros de la sociedad y hemos acostumbrado al cuerpo y la mente a vivir sobrecargados y en constante estado de tensión. 

Tal es así, que la mayoría de la gente de este primer mundo que se supone que ya tiene resueltas muchas de sus necesidades básicas y dispone de cierta seguridad económica, no sabe que hacer con su ocio, y acostumbrada a una vida en donde cada día no deja hueco a la tranquilidad, y cuando le llega el momento de poder disfrutarla, no sabe que hacer con ella, se agobia y necesita llenarla de programas y más programas que garanticen que todos los espacios del día queden cubiertos y bien ocupados. 

Esa búsqueda de la felicidad a través de las cosas, de los objetos, de los deseos que ellos desencadenan y de la acción que ponemos en marcha para su consecución se produce debido a la ignorancia, al desconocimiento de nuestra verdadera naturaleza, y ese no saber nos mantiene miedosos y encadenados como sociedad a vivir como se nos ha enseñado, de prestado y de segunda mano, a través de la identificación con los procesos del pensamiento y de la emoción y por lo tanto a expensas del mercadeo de la mente y del constante devenir de deseos y temores. 

Ese correr sin tregua tras un poco de placer, nos convierte, como decía S. Juan de La Cruz, en mendigos que piden en casa de gente pobre, porque el recorrido de la mente tiene sus estrechos límites, y por poco que hayamos indagado, ya sabemos que en el mundo de los opuestos todo busca su equilibrio y por lo tanto placer y dolor están irremisiblemente destinados a vivir juntos como las dos caras de una misma moneda. 

Como aquí no pretendemos irnos a los extremos, ni no saber disfrutar lo agradable cuando se presenta, y como andamos algunos que otros de vacaciones o con algo de tiempo libre, la única pretensión de este post es cuestionar ese desasosiego que se presenta algunas veces ante la simple idea de una agenda vacía y sin entretenimientos. ¿ Y hoy que hago? parece que se ha convertido en el rey de nuestra vida. "Practique el noble arte de no hacer nada" que recomendaba Nisargadatta, que es lo mismo que decir "esté consigo mismo" no encuentra hueco en una sociedad que lo que valora es tener siempre las horas y el estómago ocupado. 

Nuestra capacidad de discriminación es la que va a acercarnos a la perspectiva correcta, que es darnos cuenta de como el cuerpo-mente es sólo un instrumento, y que en la medida que lo tenemos siempre ocupado, tenso, sobrecargado de comida y bebida y corriendo de objeto en objeto y de experiencia en experiencia, no le damos la oportunidad de ese estado de relajación y de quietud tan necesario para que podamos empezar a abrir puertas y ventanas a lo real. 

Se nos ha educado con la idea de que somos actores y hacedores de nuestras vidas, de que somos los responsables únicos de lo que acontece, y de esa manera se nos ha inculcado un espíritu competitivo, basado en el hacer y en el tener que nos convierte en esclavos y víctimas de éxitos y fracasos, por eso el indagador se encuentra al principio con una montaña de conceptos que desmontar hasta poder ir descorriendo el velo y comprender que para que todo ese tenga lugar y para que el mundo como tal aparezca, primero tiene que haber una conciencia que lo atestigüe. Así que para poder hacer o tener, antes de todo hay que SER,. Si no hay SER, o EXISTIR, ¿podríamos plantearnos estas cuestiones?. 

Así que recobrar la desnudez de SER, simplemente SER, se puede convertir en nuestro principal destino de vacaciones. Es seguro que ese es el lugar mas venturoso que podemos encontrar y además sin depender para ello de ninguna agencia de viajes, ni de maletas, ni de atascos, ni de paisajes maravillosos, ni de tener que estar con estas o aquellas personas. Y además es el más barato, el más rápido, el más sencillo y el mas cercano. Siempre lo llevamos con nosotros. Mejor dicho es Él el que siempre nos lleva en su mochila. Porque realmente Él es lo único que hay y Él es nosotros. Y todo lo demás es el juego de sus proyecciones. Así que nuestras vacaciones nos pueden llevar a nuestro Centro, a saber vivir como lo que somos sin tener que movernos de casa, sin necesidad de adquisiciones, sin dejar de ocuparnos de lo cotidiano, sin retirarnos a lugares lejanos, porque lo único que se requiere para ello es un cambio de actitud, un cambio de perspectiva. 

Y para mirar con los ojos de la conciencia, hay que dar un giro y empezar a prescindir de viejos hábitos, de la estrechez de lo mío, de la memoria de lo conocido, de la falsa identidad como un pequeño y fragmentado "Yo", todo eso lo vamos dejando fuera, no permitiendo su inferencia, y pacientemente, humildemente, con el cuerpo y la mente purificados y relajados, despojados de estrategias, estaremos dispuestos para quedarnos siendo, simplemente, lo que siempre hemos sido.


viernes, 25 de junio de 2010

Esclavitud o Libertad



Cuantas veces decimos que queremos ser libres y al momento siguiente nos encontramos respondiendo a los retos de la vida repitiendo los mismos códigos de conducta, los mismos errores y viviendo en un túnel sin salida sin posibilidad de descubrir esa libertad que tanto anhelamos.

Parece que damos por natural que buena parte de nuestra vida se desenvuelva en medio del conflicto y del sufrimiento, creyendo que eso forma parte inevitable de ella y que además nos sirve para ejercitar nuestra capacidad de superación. Así que la simple aproximación a una vida plena y sin esfuerzo, le resulta tan desconocida a la mente, que le da pavor. Ese rio fluyendo que es el vivir nos da la oportunidad de descubrir cuantas veces nos hemos quedado atascados en alguna orilla. Porque esos atascos nos indican cuantas raíces y ramajes quedan aún por ahí, obstruyendo su cauce. Unas raíces y ramas que representan todo ese mundo emocional que nos resistimos a iluminar y que almacenamos porque no se corresponde con la idea que hemos ido creando de nosotros, hecha a base de hábitos o condicionamientos de todo tipo que nos impiden vivir en comunión directa con lo real.

Y mientras el cauce no esté limpio, seguiremos echando culpas y atribuyendo a un exterior todo aquello que nos hiere o nos molesta, en lugar de permanecer alertas y sensibles para mirar hacia adentro, y con humildad y seriedad encontrar las causas, carencias y emociones que nos hace crear esa imagen, que es en realidad, la que se siente herida menospreciada. ¿De que está formada esa imagen? ¿No es sólo una idea? ¿Es miedo a perder algo? ¿Es deseo de adquirir o de poseer?

Nuestro cerebro, que es como el gran almacén de nuestra memoria individual y colectiva sólo sabe moverse entre deseos y temores, y tiene a buen recaudo todo una serie de referencias que hacen que una y otra vez continuemos repitiendo los mismos esquemas e interponiendo los mismos patrones de conducta ante una vida que, como el rio, no sabe nada del ayer, porque siempre está actualizándose y se desarrolla en un eterno Presente. 

Mientras permitimos que nuestro pasado dicte las respuestas al presente de nuestra vida, mientras seguimos creyendo que son los demás la causa de nuestros conflictos o crispaciones, es que no queremos madurar, no queremos hacernos responsables de que todo ese gallinero que se despierta en nuestro interior y que reacciona, ha sido construido por nosotros, hecho a base frustraciones, deseos insatisfechos y miedos irracionales que hemos ido almacenando y reprimiendo, y que sólo una conciencia acogedora y amorosa va a permitir que salgan a la luz para que no quede ninguna capa de nuestra naturaleza humana sin iluminar. 

Todo esto es parte del funcionamiento humano universal. Pero la Libertad comienza en el mismo instante que comprendemos que somos algo más que eso, y que además, lo que somos, no es afectado por eso, pero que podemos ayudar dejando de obstaculizar el que la vida fluya por los cauces correctos. La capacidad de Constatar, de ser simple Observador, es ese primer paso que da libertad a lo condicionado, a lo irracional, para que pueda salir de su oscuridad y clarificarse. 

En la medida que vamos dejando atrás el control que ejerce la mente, el gran censor, vemos que también van desapareciendo esas resistencias o rebeldías que nos impiden tener una visión madura de nosotros, y por lo tanto de los demás, con nuestras luces y sombras, y que desmontan a ese falso yo ideal que necesitaba reinventarse a cada momento para asegurar su existencia. 

Ser simples observadores de lo condicionado, sin censuras, sin intervenir ni querer modificar, abre la puerta de lo incondicionado, y es una invitación a vivir en ese hermoso espacio desamueblado que está en todo momento dando cabida y amando a los dos. 

La Libertad la somos en todo momento. Nosotros elegimos en cada instante en donde queremos vivir: Elegimos la esclavitud y el sufrimiento cuando queremos seguir filtrando la vida con la mente, desde esa idea -imagen que hemos construido de nosotros y que sólo busca seguridad, adquisición y permanencia dentro del tiempo y el espacio. Y elegimos ser libres cuando aceptamos la vida y su incertidumbre tal como se presentan, sin dejar rastro ni residuo tras sí, sin crear imágenes, en ese constante devenir del AHORA, siempre eterno. Por lo tanto La Libertad es lo más cercano que tenemos. Mucho más próximo que la siguiente idea. Y es en nuestro día a día, momento a momento, cuando tendremos que ir eligiendo, si queremos seguir alimentando al falso personaje y sus demandas sin fin, o comenzar a dar una oportunidad a esa vacuidad sin referencias que nos acerca a la verdadera Libertad.


miércoles, 9 de junio de 2010

Ser Todo, Ser Nada




El amor dice: Yo soy todo. La sabiduría dice yo soy nada. Entre ambos fluye mi vida. Y puesto que en cualquier punto del tiempo y del espacio puedo ser ambos, el sujeto y el objeto de la experiencia, lo expreso diciendo que yo soy ambos, ninguno, y estoy mas allá de ellos. (Nisargadatta)


Algunas veces tendemos a imaginar la "iluminación", o esa "Nada", que es nuestra esencia, como una experiencia maravillosa que nos va a permitir vivir libres de los conflictos que acarrea el cuerpo y a establecernos así en una especie de paraíso perdido. 
Pero esta interpretación presupone que existe un yo "individual", un personaje que tiene realidad propia y que "la persona", después de grandes trabajos se va a poder liberar. 

Pero en realidad, la comprensión nos va haciendo ver todo lo contrario, que es la creencia de ser un "mí con mi historia", o esa persona tal y como hasta ahora la habíamos entendido, de la que nos debemos liberar. 

Hay una gran relajación cuando se comprende que La Verdad, lo Real, lo Esencial, no es algo que se puede adquirir, que no llegamos a ello por acumulación de conocimiento, que no es ninguna experiencia. Sino que "ello", es lo que está siempre ahí como trasfondo de toda experiencia, que es la posibilidad y el espacio en donde aparecen todas ellas. Que la Verdad, no se experimenta, se ES. 

La vida que florece cuando cesamos de estar constantemente identificados con el pensamiento, es una vida que no conoce las fragmentaciones, es una vida total, es Conciencia, y en esa Conciencia aparece y se difumina el pensamiento, aparecen y desaparecen las experiencias y hay unidad entre el experimentador y lo experimentado. 

Y hemos descubierto que el pensamiento no tiene realidad propia, que es un objeto y por lo tanto, como todo objeto, toma su realidad de aquel que lo constata. Es energía movida constantemente por este baile de los opuestos que es el universo y alimentada por el brillo que dan los deseos de conseguir lo que gusta o de resistirse a lo que resulta incómodo.

Y a pesar de ello, seguimos habituados a permanecer la mayor parte del día inmersos en el pensar y el sentir, identificados con el movimiento periférico de la Consciencia. Y olvidándonos de lo más importante, que es lo que subyace detrás de ellos; y no teniendo en cuenta que todo lo que aparece , tiene lugar en esa pantalla en blanco que es nuestra Consciencia. 

Reconocernos como Presencia, esa luz que ilumina paso a paso cada momento de la vida, nos permite abrir huecos a todo aquello que la mente se resistía a iluminar, y que rechazaba porque había construido un mundo dividido entre buenos y malos. Y todo ello nos acercará a reconocer la misma esencia en todo, abiertos a un Amor que no entiende de divisiones . 

Aunque lo que somos, Pura Conciencia de Ser y de Amar, siempre lo somos, sea cual sea el contenido de nuestra vida, la mente tiende un poderoso velo y nos despista muy a menudo y entonces aparece la necesidad de despejar el camino o de crear las condiciones necesarias hasta hacernos conscientes de que "ese" que buscaba ya es lo buscado. 

No obstante, el pequeño e ilusorio "yo" emprende su sadhana, (práctica espiritual), un proceso de purificación del cuerpo y de la mente para equilibrar esos cinco elementos que lo constituyen e ir reconduciendo la vida desde la oscuridad hacia la claridad, como parte de este juego universal. 

Afortunadamente, hay muchos momentos en donde es fácil ser conscientes "de ser conscientes", darse cuenta que sólo la Conciencia Es, son momentos en donde las potencias están armonizadas y uno se vuelve permeable, trasparente, percibiendo que el Amor del Ser fluye a través de todo, sin distinciones de bonito o feo, cómodo o incómodo, bondadoso o malvado. Pero también hay situaciones ante los cuales la mente, inesperadamente, se crispa ante lo que sucede y hay que acoger con paciencia y cariño la aparición de ese personaje "que se revela" para iluminarlo. Porque sólo la luz de la conciencia disipa las sombras de la inconsciencia y permite entender cómo la inteligencia y el orden universal, equilibran la materia; y que al igual que hacen circular la sangre por el cuerpo humano, son capaces también de provocar terremotos o huracanes. 

Descubrirnos como Conciencia, Presencia, es una bendición que establece un amoroso abrazo con el fluir de la vida y deja de alimentar las interferencias de ese ego o "pepito grillo" al que tanto le ha gustado siempre interpretarla. Todo el universo, está sostenido sobre Ser, Conocer y Amar, estos tres atributos que impregnan toda la existencia, desde la más pequeña brizna de hierba hasta llegar al ser humano conformando todo ello nuestro cuerpo universal, nuestro "YO SOY". A asentar este peldaño es a lo que debemos apuntar. Porque siendo TODO, intuimos esa Nada o Absoluto que supone el Vedanta, el fin de Los Vedas, el fin de la palabra. 

Nisargadatta: La fuente de la luz es oscura, la del conocimiento desconocida.


viernes, 21 de mayo de 2010

Volviendo a casa





Tu señor mora en ti.  ¿ Que falta hace que tus ojos exteriores se abran? 
Kabir dice: "Escucha hermano mío!, mi señor que hechiza mis ojos se ha unido a mí" 


Vivimos en la periferia porque a este conjunto de sentidos que conforman el entramado del yo existencial le encanta experimentar, correr de experiencia en experiencia en pos de una plenitud que cree poder encontrar entre los objetos. 

Pero las experiencias en sí no nos crearían ningún problema si las disfrutásemos y las dejásemos pasar, de hecho, cada una de ellas también es expresión de lo real y suponen una oportunidad para sintonizar con esos estados más profundos de gozo o paz que constituyen nuestra esencia. 

Sólo cuando el pensamiento se queda apegado a ellas, a la sensación que ha experimentado, y la intenta atrapar, es cuando se olvida de que el objeto sólo ha sido un pretexto para devolverlo por un momento a su estado original. 

Uno tiene que llegar a hartarse del parloteo de la mente, de ese movimiento neurótico que mantiene nuestra atención entre pasado y futuro, buscando y divagando constantemente en las garras de la imaginación. 
Aunque ese miedo primordial que lleva a la mente a no querer soltar el pensamiento, a prenderse a él como a un clavo ardiendo, nos puede ser útil para detectar nuestras carencias, todo aquello que aún está por comprender. 
El miedo siempre habla de inseguridad, de algo que se teme perder o de algo que se necesita para sentirse completo, por lo tanto el miedo siempre pone en marcha un deseo que lo satisfaga. 
El deseo y el miedo, por lo tanto, van de la mano. Y mirando para los deseos podemos encontrar muchas pistas. ¿Qué se desea? ¿Por qué? ¿Quién es, el última instancia, el que desea? 

Situarnos en ese espacio que observa el movimiento de la mente, como simple observador, nos descubre el error principal, que es ver como la fracción, lo pequeño, desea contener el todo. El instrumento, lo limitado, el pensamiento, desea contener lo grande, quiere sentirse completo, quiere experimentar la paz, el gozo, la plenitud que intuye.... pero que sólo otra dimensión le puede aportar, que es precisamente esa que lo contiene y lo hace posible, la de SER, simplemente SER . 

La paz, el gozo, la alegría pura.... , no nos la pueden proporcionar los objetos, no son atributos de una mente inquisitiva tal como la conocemos, no son atributos de la persona . La persona ha de quedar en suspenso para que eso aparezca. La mente debe de convertirse en un espejo puro para que todos esos atributos de lo real (Sat Chit Ananda) se puedan reflejar a través de ella sin encontrar una mácula. 

Una mente sencilla, una mente purificada que no interfiere entre lo real y sus expresiones, se convierte en un vehículo útil a través del cual la conciencia puede actualizar sus contenidos sin obstáculos. 

La Quietud y el silencio son buenos soportes.
La quietud que no es inactividad, sino que implica llevar a cabo la acción necesaria, en el momento necesario y de forma consciente, sabiendo respetar la fuerza, el ritmo, las capacidades del cuerpo y de la mente con los que las realizamos para dejar que expresen armónicamente esa energía de la que están formados. 

Y el silencio vivido como carencia de expectativas, de proyección, presencia consciente, intimidad amorosa que nos permite expresar en cada momento nuestra naturaleza real. Esta manera de ir haciendo de nuestra vida diaria, vida consciente, supone volver a casa. 
Era la mente la que había salido a experimentar, a conocer, a crear un mundo, un tiempo y un espacio, pero el ir transformando eso que llamaba exterior en expresión de mí interior, extensión de él, el "yo existo" se va diluyendo en el YO SOY, y estoy de vuelta a una casa de la cual nunca había salido.




jueves, 6 de mayo de 2010

Hoy puede ser un gran día




Así que manteniéndote desapegado, cumple con tu deber. En verdad actuando sin apego el hombre alcanza lo Supremo.
(Bhagavad Guita) 

Desde que nos ha entrado este "gusanillo" de conocer e ir más allá de los contenidos de la mente, o de querer entender el porqué de todo este drama universal que tantas veces encontramos incoherente o caótico, algunos hemos pasado por cantidad de talantes y dudas para encontrar la forma madura o la perspectiva adecuada de afrontar ciertas circunstancias muchas veces adversas. 

En algunas ocasiones, la aceptación, que es un movimiento integrador del corazón, nos ha permitido pasar con sabiduría por dificultades sin dejar a la mente construir escenas con afán disgregador, pero en otras, nos escudamos en mil motivos para no movernos interna o externamente y buscamos excusas supuestamente profundas para no intervenir, confundiendo bondad con debilidad, creyendo que lo mejor es quedarse quieto y esperar. 

Bueno, eso es lo que se cree el ego, las estrategias de ese miedoso, perezoso o manipulador que a veces llevamos dentro, porque puede ser que el movimiento inteligente y equilibrador de la vida, este demandando de nosotros que seamos vehículos de otro tipo de respuesta . Vivir en la identificación con el personaje que nos ha correspondido representar: alto o bajo, listo o tonto, hombre o mujer....no es vivir, es repetir, es buscar en el almacén de la memoria lo que corresponde responder y hacer lo mismo que hacen muchos animales que intentan morderse la cola, girar y girar sobre sí mismos. 

Pero dejar que el personaje interprete su papel libre y honestamente, sin los tirones de una mente disfuncional y desintegrada, nos permite llevar a cabo las actividades cotidianas desde la actitud adecuada, desde el lugar adecuado en el que nos encontremos por nuestra comprensión y responsabilizarnos en cada momento del deber que realmente nos corresponde cumplir. 

Cada día nos trae nuestra particular batalla sagrada, nuestro pequeño Bhagavad Guita, y todos llevamos dentro un Aryuna pronunciando " banas palabras de Sabiduría..." mientras dudamos entre deberes y sentimientos.... en esos momentos que ambos parecen seguir caminos contrarios y nos colocan ante una difícil decisión. Menos mal que... ¡Cada día puede ser un gran día...! Porque cada día es nuevo y fresco, y aunque en esta sucesión continua de acontecimientos de diversas índoles y colores se sigan actualizando situaciones complicadas, desde el momento que subimos a nuestro carruaje y tomamos las riendas de nuestra vida, podremos convertir cada reto en una oportunidad. Una oportunidad de ver como funciona en la práctica todo aquello que de otra manera se quedaría creando polilla en las estanterías. Una oportunidad de hacer frente a los retos aportando orden, honestidad y verdad a nuestro entorno. Una oportunidad de practicar la acción sin apego, esa acción que intuimos necesaria en sí misma, sin estar a expensas de los resultados, porque ya vamos entendiendo que no hay hacedores individuales, que todo el universo actúa y que nuestro cuerpo es sólo un instrumento. 

Llevar a cabo nuestras labores en este mundo como nos indican los maestros, con las manos en la tierra pero con el corazón y la mente puestos en lo Supremo, permite que fluya esa energía que pone en marcha una acción ética y adecuada, en la que con el debido desapego , no quedamos atados a sus frutos ni ligados a sus resultados. De esta manera, cada día se puede convertir en un gran día, sólo depende de nosotros como lo queremos vivir...


viernes, 23 de abril de 2010

Una onza de práctica




Una onza de práctica vale más que cien toneladas de teoría
(Swami Sivananda) A

Andaba últimamente recordando esta frase y viendo de que manera era consecuente con ella. Repasando en el libro de la vida si se iba transformando la mía en canal adecuado a toda esa comprensión que a veces parece funcionar a nivel mental. 
Resulta tan grato estar en el nido, da tanta seguridad permanecer bajo las palabras inspiradoras de los maestros, vivir bajo su cobijo, que al igual que niños pequeños nos cuesta echar a caminar solos y cometer los errores propios de nuestra mayor o menor comprensión. 
Pero la vida cotidiana es un gran maestro al actuar como un espejo y devolvernos la imagen real y sin tapujos de una mente aún llena de falsos hábitos y condicionamientos, y detectar todas esas sombras que aún nos acompañan y oscurecen nuestro ser real.

Observar nuestras trampas, observar nuestras reacciones a los acontecimientos de la vida, observar como nos relacionamos con lo cotidiano desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, nos descubre todo eso que aún nos queda por soltar, toda esa nube de conceptos o sentimientos que aparecen y fluyen constantemente haciéndonos olvidar lo que somos, y que aunque no tengan realidad propia, siguen llevándonos al huerto una y otra vez.. 

Reconocer la naturaleza de lo transitorio, de lo impermanente, de lo que nos mantiene distraídos, dormidos, hace posible que esa Conciencia que lo está constatando se ensanche y toma cada vez mayor fuerza, hasta que se convierta en nuestra única morada y entonces ya es el Amor el que toma las riendas y sigue haciendo su trabajo, dirigido a todos y negado a ninguno. 

Porque: ¿ que es sagrado y que no? ¿No proviene todo del mismo origen? ¿No participa todo de la misma esencia? ¿Qué tramposo llevamos dentro que evalúa? 

Cuando uno visita lugares especiales, o acaba de participar en cursos o seminarios, o simplemente cuando vuelve a releer ese libro favorito que nos transporta al séptimo cielo, que señala hacia algo que vivimos como un anhelo porque aún está por asentar en nuestras vidas y seguidamente nos vamos al trabajo, o a la calle y nos vemos inmersos en el trajín de la vida cotidiana, suele aparecer la pregunta ¿y ahora que? ¿ cómo o desde dónde me relaciono con todo ello? ¿No estaré creando otra nueva separación ? 

Cuando permanecemos entre seres afines, en lugares armónicos, en donde comprendo y soy comprendido, todo parece fluir sin ningún obstáculo y creemos haber soltado la estructura del ego. Pero en realidad, el ego no ha desaparecido, todo lo contrario, se ha trasformado en un ego "espiritual", instalado plácidamente en su paraíso, sabiendo que allí está a salvo, que nadie lo va a herir con su inconsciencia, que nadie va a menospreciar su compromiso de vida. Nos convertimos en niños pequeños bien acurrucados en el regazo de la madre. Pero la vida, esa divina manifestación, significa convivencia, convivencia entre lo que gusta y lo que no gusta, significa que no debe de darnos miedo mirar al interior y descubrir toda esa fealdad que aún queda por clarificar. Significa mirar con la misma compasión lo que considero mío y lo de los demás. Significa una apertura a la totalidad y por lo tanto hacernos permeables a las tormentas y a la inconsciencia colectiva para que pueda atravesarnos sin dejar residuo. Significa profundizar hasta encontrar el factor común que subyace detrás de todo ello. 

Todo aquello a lo que nos apegamos, nos retiene. De ahí esa atención alerta, no vaya a ser que después de haber descubierto el engañoso influjo del mundo de los sentidos y de las emociones, vayamos a crear otra separación, aunque sea de índole "espiritual", pero que sigue abriendo una brecha y creando distinciones entre los seres humanos en función de algo tan impermanente como es el contenido de su mente.

Vivir en medio de la confusión sin esquivarla, sin rechazarla, nos permite movernos dentro de ella como la flor del loto, sin ser turbados por ella, como conciencia integradora que ha puesto en marcha el noble arte de la compasión, que es comprender que todo es Dios y que nada sucede fuera de sus designios, y desde ese Amor impersonal poder llevar a cabo la labor de ser vehículos puros de una acción inteligente.


domingo, 28 de marzo de 2010

Reflejos




Aprenda a mirar sin imaginación y a escuchar sin distorsión.
El amor y la luz son impersonales, pero se reflejan en la mente como conocimiento y buena voluntad. (Nisargadatta) 

En esos paseos habituales por la orilla de la ría que hay cerca de mi casa, no dejo de maravillarme ante la nitidez de los reflejos que se producen en sus aguas los días plácidos y tranquilos. Unos reflejos que parecen reproducir fielmente la realidad, pero que se alteran al menor movimiento..., ¡son tan frágiles y dependen de tantas cosas!... de la luz..., de la brisa..., de los alegres y bulliciosos aterrizajes de los patos...de las estelas que dejan los cisnes en sus elegantes desplazamientos.....de los saltos de los peces que juegan a descubrir la superficie... y sobre todo, dependen de la mirada del espectador. 

Estas tranquilas contemplaciones de la naturaleza con sus ritmos habituales parece que inducen a comprender el movimiento del condicionamiento en el ser humano, para ir más allá de él y encontrar su origen. Y al igual que se observan los reflejos en el agua de la ría moverse a la menor interferencia , podemos observar el movimiento de la mente cada vez que aparece un pensamiento, cada vez que se despierta una emoción, ya sea positiva o negativa, cada vez que surge la memoria del pasado o cada vez que nos vemos proyectando un futuro siempre imaginario.... . Podemos observar como aparece todo eso en el plano de la mente... pero como ya hemos descubierto el carácter evanescente y transitorio de todo ello, dejamos que se presente y que vaya pasando sin sentirnos inducidos a cambiar nada.... sólo constatando.., constatando lo que el movimiento del condicionamiento universal provoca en nosotros cuando nos roza en su constante ir y venir. 

Ese centro de percepción que mira al movimiento de la mente sin el menor interés en cambiar nada, ni adquirir nada, ni siquiera crear una imagen del que mira, va a permitir que ese espacio limitado por el condicionamiento se reabsorba en si mismo y se descubra como un centro incondicionado e impersonal, Atención Plena, Presencia lúcida en donde el Silencio se descubre como su fuente. 
La quietud que sobreviene no significa que hayamos tenido que destruir o menospreciar la mente, sino que hemos descubierto sus funciones y sus limitaciones y por lo tanto sabemos cuál es su utilidad, para a partir de ahí , movernos en nuestras relaciones con ella en suspenso, con el ego relajado, desde ese estado de amor y humildad que nos permite permanecer entre lo condicionado desde una inteligencia incondicionada. 

Y si observamos el cuerpo podremos percibir de que manera se ven reflejados en él los miedos y los conflictos puestos en marcha por una mente fragmentada y desintegrada, creando bloqueos y contracturas que le están impidiendo disfrutar de una respiración y una relajación adecuadas y de que la energía fluya hasta llegar a cada una de sus células con su savia sanadora. 

Sensibilizarnos del cuerpo nos pone en contacto con esa energía que lo anima y que sobrepasa sus límites, expandiéndose en el espacio mucho más allá de él y que nos conducirá hasta participar de esa vacuidad que se produce cuando se desmonta la existencia de un yo. Y este es el gran reto que se nos plantea en nuestro día a día. Si habiendo comprendido el entramado de esa mente que sólo sabe de adquisiciones, ya sean materiales o espirituales, trayendo conflicto y confusión a nuestro interior y de haber visto como funciona toda la estructura del condicionamiento humano, sabremos mirar hacia todo eso que es condicionado por la forma, con la misma mirada desapegada y amorosa que miramos los reflejos en las aguas cristalinas para movernos entre todo ello con la inocencia y placidez de un niño.

Hemos estado demasiado tiempo ocupados en cambiar el reflejo, lo condicionado, pero la claridad y el desapego pondrán en marcha esa atención acogedora y sin objeto, que nos permite descubrirnos como un centro de Conciencia no-condicionado, impersonal, que es testigo de la mente. 

Nos lo recuerda Nisargadatta cuando dice: "Usted no puede cambiar la imagen sin cambiar la cara. Primero dese cuenta que su mundo no es sino reflejo de usted mismo y deje de encontrar faltas en el reflejo. Ponga atención en usted mismo. Corríjase mental y emocionalmente. Lo físico seguirá de modo automático. El reflejo de lo real en toda su pureza, el Testigo, depende de las condiciones de la mente. Donde predomina la claridad y el desapego surge la Conciencia Testigo."


domingo, 14 de marzo de 2010

La mirada acogedora






El individuo es el que necesita el empujón, la mirada, para darse cuenta de que no hay individuo. La búsqueda comienza con el individuo y termina con la aniquilación del mismo.
R. Balsekar 

Siempre que nos cuestionamos : ¿Qué es la vida y de que depende?, nos damos cuenta de que la condición imprescindible es que haya un vehículo para poder experimentarla. Y a ese vehículo, que es el cuerpo-mente, cuando le prestamos la atención necesaria, podemos conocer sus funciones para utilizarlo de forma inteligente y adecuada. 

El cuerpo, forma parte de todo un universo que cuanto nos familiarizamos con él lo percibimos como un conjunto de sensaciones y energías, y funciona de forma sabia e inteligente si no es disturbado por los impulsos y tirones emocionales a los que le puede someter una mente siempre acostumbrada a interpretar y juzgar. 

Y la mente, es un instrumento útil y necesario para asuntos prácticos y funcionales, recoge el impulso de la humanidad como totalidad , depositaria de sus pensamientos, emociones, sexualidad o sentimientos. Pero se convierte en una fuente de conflicto cuando nos apropiamos de ella creando un "Mi", y desde esa identificación vivimos en constante elección entre lo agradable y lo desagradable, movidos por los deseos y entre los límites de la memoria de la cual sacamos los archivos para juzgar y comparar. Y si después de cada experiencia, nos la apropiamos diciendo: esto lo he hecho yo....esto es mío...., creamos la idea de un hacedor individual, de un individuo, con todo lo que eso acarrea. 

 Así que conocemos el cuerpo y sus sensaciones y a la mente con sus contenidos de pensamientos, sentimientos y emociones, pero ¿conocemos al conocedor? Porque si el motivo de nuestra indagación es vivir plenamente y que la vida fluya desde lo profundo de nosotros mismos, esa labor prioritaria es la que nos va a inducir a buscar una salida e ir más allá de los condicionamientos en los que nos vemos envueltos. 

Conocer al conocedor 

Nos dice Nisargadatta: "Su mente está toda con las cosas, las gentes y las ideas, nunca con usted mismo. Póngase a usted mismo en el foco, devenga consciente de su propia existencia. Vea como funciona usted, observe los motivos y los resultados de sus acciones, estudie la prisión que ha construido en torno a usted mismo por inadvertencia. Al saber lo que usted no es, usted llega a conocerse a usted mismo. La vía de vuelta a usted mismo es a través de la negación y el rechazo. Una cosa es cierta: lo real no es imaginario, no es un producto de la mente. La sensación "YO SOY", no es continua, aunque es un indicador útil. Muestra donde buscar, aunque no que buscar". 

Vemos pues, que esa identificación constante con el pensar y con el experimentar es lo que está impidiendo que lo real se manifieste. Y va a ser al reconocer a los pensamientos y a los sentimientos como superpuestos a nosotros, cuando abrimos un camino a esa Conciencia Testigo, a ese "YO SOY" del cual pende el mundo de la forma y de la experiencia. El Testigo es una gran herramienta porque nos ayuda a superar la identificación, abriendo una brecha y creando un espacio entre los acontecimientos y el que los percibe. Desde ese fondo, desde ese vacío, queda sólo la Presencia y la observación del fluir de los hechos. 

La mirada acogedora 

Con esa mirada acogedora, "el pequeño y tirano yo" se convierte en objeto, y no en sujeto de la Conciencia y la idea de un yo personal se va aflojando hasta permitir que "la otra dimensión" aflore, y la pluralidad de paso a la plenitud de la Unidad en donde el Ser que hay en nosotros se encuentra con el Ser de los demás y surge la hermandad de lo profundo. 
Cuanto más constante se va haciendo ese mirar inocente, más se funde el observador en la propia observación y se diluye y desaparece la sensación de un Mí individual, que se va integrando en una vida total, que aparece siempre nueva, creadora, trasformadora y en relación directa con el Ahora, con "lo que es", con una inteligencia que dando forma a todo y que cabalgando sobre los opuestos, nos hace trasparentes a lo real. Mientras no se establezca definitivamente ese don de la gracia, que es la experiencia de lo Real, seguiremos manteniendo el terreno preparado y las lámparas encendidas, para que el SER que busca expresarse a través nuestro, encuentre las condiciones adecuadas hasta que tenga lugar esa última trasformación.