sábado, 23 de octubre de 2010

Las palabras




Cuando las palabras están dichas, hay silencio. El silencio antes de que las palabras fueran dichas ¿es distinto del silencio que viene después? El silencio es uno y sin él las palabras no podrían haber sido oídas
(Nisargadatta) 

 Es interesante observar en donde nace el impulso que hay detrás de cada palabra y buscar la fuente de la energía que las genera, para así aprender a utilizarlas de la forma adecuada, cuando realmente son necesarias y con el respeto que merecen, pues es grande el poder que hay detrás de ellas.

¿Y antes de la palabra, que soy yo? Y lo que soy ¿puede ser perturbado, alterado o tocado por ella?

No cabe duda de que la palabra es una maravillosa herramienta de comunicación, y que a través de ella se han trasmitido esas verdades que nos han ayudado a comprender y a despertar a nuestra realidad esencial. Así cada palabra debe de ser tratada como una semilla, que fructificará si dispone de la tierra adecuada.

Esa lucidez que nos ha llegado a través de ellas, al principio comienza sólo como claridad en las ideas, en los conceptos, en los sentimientos, pero poco a poco va haciendo que encontremos el empuje necesario para hacer que toda nuestra vida se trasforme y se convierta en un fiel reflejo de la comprensión.

Y el camino espiritual empezamos a entenderlo como un proceso natural de maduración hacia el despertar y a la vivencia de lo que realmente somos. ¿Y que somos realmente? Para descubrirlo Nisargadatta nos invita a que nos situemos siempre antes del nacimiento :
¿Qué era yo antes de nacer? ¿Qué es lo que aparece con el nacimiento? Lo que aparece ¿no es el estado de Presencia? Ese que nos permite atestiguar el contenido de la mente. Conciencia, sólo Conciencia. Parece que a partir de reconocer esto, la madurez nos va a exigir posicionarnos para que dejemos de vivirnos ya como un cuerpo y una mente que tienen consciencia, y empezar a hacerlo como Consciencia que dispone de cuerpo y mente.

Y desde esa atestiguación, aunque sigamos viendo aparecer las viejas tendencias reclamando que nos identifiquemos con las cosas, que nos apeguemos a los objetos, que sigamos creando personajes para que nos defiendan en cada suceso de la vida.... .. dejamos que todo eso traspase nuestro espacio interior...., pensamientos...., sentimientos...., emociones, situaciones buenas o menos buenas que pretenden quedarse a vivir ahí,.... pero a las que ya no les permitimos que se estanquen impidiendo el frescor y el fluir de la vida.

Y entonces veremos surgir la acción inteligente.....esa que es la necesaria en cada momento, para cada momento. Realizada con interés, pero con afectuoso desapego... porque lo más importante ya está teniendo lugar, que es ser trasparentes a lo Real.