jueves, 4 de agosto de 2011

Alma marinera





Confieso que siempre he sentido una profunda atracción hacia todo lo relacionado con el mar. Creo que al igual que se heredan los rasgos físicos o del carácter, debemos de nacer también impregnados por aquellos ambientes en que se han desenvuelto nuestros ancestros.



Esa pasión marinera me ha llevado a entender siempre la vida como si de un gran océano se tratara: profunda, misteriosa y en constante cambio y movimiento.



A lo que crece en la tierra le gusta echar raíces, tener un lugar adecuado para establecerse y decidir que ese espacio es de su propiedad. Pero en el mar eso no es posible. El mar no permite retener. Su naturaleza es el movimiento y la interaccíón con los otros elementos.



Y bajo esa adaptabilidad fascinante, permanece siendo lo que es, sea cual sea la forma que adopte: plácido, tranquilo, alborotado o bravío. Y aunque los vientos lo moldean, el sol le haga brillar, o tome prestado el color del cielo, es agua, y sólo agua, luzca por un instante con la apariencia y la belleza que refleja su superficie, como si permanece en la oscuridad y el silencio insondable de los abismos marinos.




Y así mi alma se ha vuelto marinera, porque se sabe Conciencia y solo Conciencia, tanto si adopta la forma, fulgor y brillo del mundo de la experiencia , como si se mantiene silente e in-afectada ,en su quietud y eterno reposo.

2 comentarios:

José Manuel dijo...

Hermosa metáfora, Beatriz, de la vida como un gran océano y de sentir el alma como la conciencia en su doble modalidad.
A los de secano un poco de envidia ya das:) Fíjate que mi imagen de la existencia es más un camello atravesando a paso lento un desierto y encontrando de vez en cuando un oasis, son los efectos de los monegros...
Un abrazo!

Beatriz Moro dijo...

Hola jose Manuel. Leyéndo tu comentario me has hecho sonreir recordando la primer vez que atravesé tus queridos monegros, no en camello, pero sí en algo parecido como eran los "seiscientos", de los años 70, y en pleno agosto, camino de unos seminarios "alternativos" que se desarrollaban en el pirineo catalán.

Ni te cuento lo que un paisaje así puede impactar a a unos ojos acostumbrados al húmedo verde

Pero espero que tanto tú en tú camello, como yo desde mi barca, avistemos y compartamos con júbilo ese destino común.