miércoles, 18 de mayo de 2011

El poder del desencanto



En muchas ocasiones se despierta el interés de indagar en nuestro interior a través de algun golpe o revés que ha sucedido en nuestras vidas, y que nos ha hecho buscar explicaciones más allá de las conocidas.

El desamparo inicial que sentimos, que nos hace creernos víctimas del destino, si lo sabemos encauzar, resulta de lo más útil y beneficioso. Esa energía que generan el desencanto y la decepción, lleva en sí tanto poder, que bien utilizada nos empuja a salir de donde estamos, y a aprender a resolver las situaciones mirándo los acontecimientos desde otro posicionamiento.

Las crisis, siempre suponen que el ego ha sido golpeado. Nos señalan hacia aquello que debemos de soltar, para no seguir malgastando energía en pretender que tal o cual persona o situación, deje de afectarnos. Porque lo importante y liberador está en comprender que lo que Somos está siempre presente en cada movimiento de la vida. Y cuando llega el dolor, llega. Y cuando se presenta la alegría , también. Pues ambos son movimientos periféricos de nuestra conciencia. Pero ya no hace aparición ese "alguien" que confronta los acontecimientos, por nimios que ellos sean.

Esto no significa quedar pasivo. Porque eso no es la vida. La vida es puro dinamismo y está actualizando a través de nuestro cuerpo y mente la respuesta adecuada, ya sea en forma de un silencio creativo o de la palabra clarificadora, de manera suave o contundente. Pues la vida no está separada de nosotros. Nosotros somos la vida.

Llegados a este punto ¿queda algo por hacer? . Si todo está contenido en nosotros. Si nosotros somos la prueba de toda existencia. En ese darse cuenta de que cualquier experiencia de la índole que sea, hermosa o fea, es el vestido que ha adoptado la conciencia en ese momento... cesa toda ambición, cesa toda ansiedad por que lo que se presenta sea distinto a lo que es... Y esa relajación...esa parada, es una apertura que nos abre las puertas a otra dimensión.