martes, 26 de noviembre de 2013

La llave de las cosas del vivir






La vida es mayoritariamente una sucesión de hechos, y podemos elegir hacer de ella nuestro paisaje preferido, viviendo emocionalmente implicados en su ir y venir, ganado y perdiendo, haciendo o no haciendo, disfrutando o sufriendo.... 

O también podemos dejar que la vida suceda....que sea lo que a de ser....que actualice lo que de todas modos ha de actualizar..., en armonía interna con todo lo que nos acerca..., y como testigos emocionalmente desimplicados...., porque está en la naturaleza de las cosas desarrollarse y desaparecer, pero está en nuestra naturaleza el permanecer atentos y desapegados a todo lo que aparece. .

En nosotros está la llave


lunes, 18 de noviembre de 2013

las estaciones




Estuve paseando a la orilla del mar. De este mar del norte que cuando se embravece ofrece un espectáculo hermoso, con la grandes fuerzas de la naturaleza en estado puro luchando por equilibrar sus energías. Igual que la gran belleza del cielo en los días tormentosos dibujando con las nubes todo tipo de formas y colores.

Pero me parece que la sociedad de la opulencia nos está apartando cada vez más de vivir en contacto con los elementos y con los cambios propios de cada estación. Nos ofrecen vivir en una eterna primavera en Bali o en Cancún, al igual que la cirugía nos ofrece vivir en una eterna juventud, para estimularnos a consumir una vida siempre soleada, joven, cómoda y a ser posible bronceada.

Pero yo creo que afrontar con espíritu aventurero las inclemencias propias de cada estación, vivir y respirar con plenitud en medio de la lluvia, al frío y el viento, nos capacita para afrontar esas otras estaciones, con  sus cambios, fríos y calores, tormentas y calmas...etc, que son inevitables en la vida de cualquier ser humano.

Porque la vida es ese espectáculo que sucede mientras nosotros andamos ocupados preparando futuros que la mayoría de veces no acaban por llegar.  


domingo, 17 de noviembre de 2013

Correr y Comer



Esta sociedad ha hecho una cultura del correr,  como ha hecho otra del comer. Y se come sin moderación, y despues se corre y se corre para quemar lo que se ha comido. O se corre de actividad en actividad llevando al cuerpo a un estado de tensión y de stress constante. Y así entre comer y correr se pasan la vida la mayoría de los seres humanos.
 

Y aún cuando comenzamos a madurar y a ser más consciente, seguimos corriendo y comiendo. Corriendo en busca de otros paraisos, lugares más pacíficos, mas espirituales, o más de lo más.....Y en cuanto al comer,  eso sí..., que si más ecológico, más saludable o más lo que sea, pero haciendo un fin del comer, aunque sea sin conservantes ni colorantes. Pero sin tener en cuenta aún cuanta toxicidad seguimos dejándo entrar por nuestra cabecita en forma de ideas intolerantes, exclusivas o selectivas.


Y así nos mantenemos entretenidos entre el comer ....y el correr. Y creyendo que ese correr o comer nos pueden volver más pacíficos, más felices, más sanos  o más lo que sea.


Nos sigue dando miedo parar....el no tener proyectos, el dejar que la vida sea todo lo sencilla que es. Que nuestro cuerpo sane de manera natural al encontrar el equilbrio adecuado entre alimentación, ejercicio y relajación, y consumiento de manera simple lo que se produce cerca de nuestro entorno. El
aprender a disfrutar del atardecer sentados en el sillón de siempre, como lo han hecho nuestros abuelos, en paz con nosotros mismos, con nuestro trasfondo mental, sabiendo poner al pensamiento y a la emoción a nuestro servicio, el de nuestro SER,  y no al revés como suele pasar,,,,, y explorando la riqueza y profundidad de nuestro paisaje interior...., compartiéndolo con las plantas...., los árboles...., los pájaros...., o el vecino de la casa de al lado. 

Pero si aún así queremos seguir corriendo, que sepamos que no llegaremos a  ningún lado, porque el mucho correr sólo indica que estamos queriendo escapar de nuestras frustraciones, y que vayamos a donde vayamos seguiremos llevando con nosotros nuestra insatisfacción y ansiedad. Y la insatisfacción y ansiedad no se calman corriendo ni comiendo, se calman observándolas con cariño y comprendiéndolas.