jueves, 18 de julio de 2013

El filtro de la experiencia



Le llamamos vivir a eso que hacemos la mayor parte del día que en realidad es andar confundidos entre estados mentales y emocionales que viven por nosotros, mientras intentamos tapar nuestra ansiedad entre objetos y actividades que no dejan un resquicio para que pueda aflorar la belleza y paz del interior de nuestro SER.

Como seres humanos somos contradictorios. Y la mayoría de nuestras acciones llevan de forma más o menos explícita el germen del interés personal...y esa necedad entre la que nos movemos y convivimos, nos mantiene inmerso en un estado de inconsciencia o auto engaño colectivos.

La sociedad que estamos creando es cada vez más una “sociedad escaparate” y “express”, en donde todo se debe de hacer y vender rápidamente o a través del mucho hablar y el poco hacer. Y eso nos ha hecho perder la prudencia y el aprendizaje previo tan necesario para que cada hecho lleve detrás de sí el espíritu de la Verdad.

Falta la humildad necesaria para entender que los regalos y los milagros, suelen venir después de hacer méritos para ello. Y que el mérito es el fruto de muchas luchas internas y de mucho tiempo de indagación en donde se han de ir sacando a luz a las raíces del “ego”, para poder desenmascararlo y quitarle la fuerza y el protagonismo que por ignorancia se había atribuido.

Y entonces es cuando nuestros ideales han pasado el filtro de la experiencia y se han curtido en medio de los obstáculos y las trampas que siempre tiende el personaje cuando le negamos su realidad y siente que va a desaparecer.