domingo, 24 de enero de 2010

Conocer de qué estamos hechos



Desde el mísmo momento que comienza a operar la comprensión de que la vida como tal se desarrolla más allá de las interpretraciones que nos llegan a través de la mente, de la que ya conocemos su dimensión real, sus funciones y sus limitaciones, se va a producir una revolución en nuestro interior.

Y en ese comenzar una vida más global, sin personalismos, tenemos que dejar atrás la vieja fórmula de "mi vida" o "tu vida", porque ya entendemos que sólo hay Vida.

Se ha vivido tanto tiempo condicionado por el pensamiento, identifícado con él, tomando realidad de la forma, de todo aquello que se hace, se piensa y se siente, que cuando lo real que hay en nosotros empieza a hacer su labor clarificadora, y la memoria y la imaginación dejan de llenar el espacio interior con sus interminables demandas, curiosamente, suele aparecer un difuso miedo a soltar lo conocido, aunque ese conocido no sea más que una continua cadena de alternancias entre el placer y el dolor.
Porque ese vacío sin expectativas, sin agarraderas, es una dimensión aún por explorar.
Conocer de que estamos hechos

El conocer de que estamos hechos. El comprender el proceso en que apareció en mí el cuerpo y todo eso que aún sitúo fuera, me puede servir de gran ayuda para trascender más rápidamente este mundo de los opuestos.

En esta primera etapa de asentamiento en una consciencia más amplia, en donde ya no me reconozco en lo que pienso, ni en lo que hago, ni en lo que siento, mi identidad deja de estar asociada al contenido de mi vida y se traslada a un espacio, que es sólo Presencia lúcida de todo ello.

Y ese espacio que se ha abierto, y que permite que todo ese mundo emocional que antes saltaba como un resorte, se airee, se va a reflejar en la vida cotidiana como una mayor apertura, una mayor disponibilidad a encajar los desafíos y un soltar y dejar fluir lo que llega, con un afectuoso desapego. Al fin y al cabo, todo es visto como un movimiento en la conciencia.

Va a ser entonces, ese telón de fondo, esa "sensación de ser" que siempre había estado presente, que no es condicionada por la aparición o no del pensamiento, ni del estado de sueño o vigilia, el que se va a convertir en un centro regulador desde el que irradiar luz y calor a la vida.
¿Y el cuerpo y sus actividades?

La materia de que está formado el cuerpo, solo sería materia inerte, sino le fuera insuflada con el nacimiento esa energía que le da vida.

Esa energía que somos, a través de la cual nos alimentamos, digerimos, respiramos, nos movemos, gozamos de más o menos salud, en definita, actuamos, no es más que energía total, un solo bloque de energía que está llevando a cabo todas las actividades y moviendo todo un Universo.

Y esa energía formada por los cinco elementos, experimentando a través de los cinco sentidos, es la que actúa, teniendo a la mente de embajadora. Y decimos que nos encontramos bien y felices, cuando funciona sin obstáculos, y mal, cuando es perturbada.

No hay, por lo tanto nada personal en todo este funcionamiento. Todo en la manifestación es universal y sólo cuando por ignorancia atribuyo este funcionamiento universal a un cuerpo en particular, sobreviene el sufrimiento y la esclavitud, porque no se puede dividir lo que es uno.
Cuando creo ser el cuerpo, estoy fragmentando lo que es total. El cuerpo actúa y cumple sus funciones en el mundo como instrumento que es de la conciencia manifiesta, pero yo no soy solo el cuerpo.

Y esta fuerza vital, que hace del cuerpo un ser vivo y cuando lo abandona, un cadáver, no puede existir disociada de esta consciencia o sensación de ser

Con el nacimiento del cuerpo, ha aparecido esta energía vital, por lo tanto, al igual que cuida de él responsabilizándose de que la sangre circule, de que el aire la oxigene, de que la digestión tenga lugar ¿no estará también ocupándose del resto de actividades?. Es por lo tanto la fuerza vital el gran hacedor, al igual que la Consciencia de Ser, el gran presenciador.

Mi único conocimiento es que antes de nacer no tenía ningún conocimiento. Pero con el cuerpo, ha aparecido esta fuerza vital, la consciencia de Ser o Yo Soy, y un amor que une y da sentido a todo. Distintas expresiones para una misma esencia.

Y con este "Yo Soy", que es con el que han aparecido todos los conceptos, ha aparecido también la necesidad de encontrar su origen, su fuente, por lo que urge hacerse la siguiente pregunta:

¿Quién presencia el Yo Soy? ¿Es ello consciente o inconsciente?
Donde hay soplo vital, el conocimiento "Yo soy" está presente. Si no hay soplo vital, el conocimiento "Yo soy", está ausente. Saque plena ventaja del capital del que dispone de forma natural, es decir de su fuerza vital y del conocimiento "yo soy"; siempre van de la mano. Ahora explórelo al máximo. Todas las actividades del mundo están teniendo lugar exclusivamente debido al conocimiento "yo soy" y a esa fuerza motriz que es la fuerza vital, el soplo vital. Y no son algo aparte de usted, usted es sólo eso. Investíguelo y estúdielo. (Nisargadatta- La medicina última)