Desde que nos ha entrado este "gusanillo" de conocer e ir más allá de los contenidos de la mente, o de querer entender el porqué de todo este drama universal que tantas veces encontramos incoherente o caótico, algunos hemos pasado por cantidad de talantes y dudas para encontrar la forma madura o la perspectiva adecuada de afrontar ciertas circunstancias muchas veces adversas.
En algunas ocasiones, la aceptación, que es un movimiento integrador del corazón, nos ha permitido pasar con sabiduría por dificultades sin dejar a la mente construir escenas con afán disgregador, pero en otras, nos escudamos en mil motivos para no movernos interna o externamente y buscamos excusas supuestamente profundas para no intervenir, confundiendo bondad con debilidad, creyendo que lo mejor es quedarse quieto y esperar.
Bueno, eso es lo que se cree el ego, las estrategias de ese miedoso, perezoso o manipulador que a veces llevamos dentro, porque puede ser que el movimiento inteligente y equilibrador de la vida, este demandando de nosotros que seamos vehículos de otro tipo de respuesta .
Vivir en la identificación con el personaje que nos ha correspondido representar: alto o bajo, listo o tonto, hombre o mujer....no es vivir, es repetir, es buscar en el almacén de la memoria lo que corresponde responder y hacer lo mismo que hacen muchos animales que intentan morderse la cola, girar y girar sobre sí mismos.
Pero dejar que el personaje interprete su papel libre y honestamente, sin los tirones de una mente disfuncional y desintegrada, nos permite llevar a cabo las actividades cotidianas desde la actitud adecuada, desde el lugar adecuado en el que nos encontremos por nuestra comprensión y responsabilizarnos en cada momento del deber que realmente nos corresponde cumplir.
Cada día nos trae nuestra particular batalla sagrada, nuestro pequeño Bhagavad Guita, y todos llevamos dentro un Aryuna pronunciando " banas palabras de Sabiduría..." mientras dudamos entre deberes y sentimientos.... en esos momentos que ambos parecen seguir caminos contrarios y nos colocan ante una difícil decisión.
Menos mal que...
¡Cada día puede ser un gran día...!
Porque cada día es nuevo y fresco, y aunque en esta sucesión continua de acontecimientos de diversas índoles y colores se sigan actualizando situaciones complicadas, desde el momento que subimos a nuestro carruaje y tomamos las riendas de nuestra vida, podremos convertir cada reto en una oportunidad.
Una oportunidad de ver como funciona en la práctica todo aquello que de otra manera se quedaría creando polilla en las estanterías. Una oportunidad de hacer frente a los retos aportando orden, honestidad y verdad a nuestro entorno.
Una oportunidad de practicar la acción sin apego, esa acción que intuimos necesaria en sí misma, sin estar a expensas de los resultados, porque ya vamos entendiendo que no hay hacedores individuales, que todo el universo actúa y que nuestro cuerpo es sólo un instrumento.
Llevar a cabo nuestras labores en este mundo como nos indican los maestros, con las manos en la tierra pero con el corazón y la mente puestos en lo Supremo, permite que fluya esa energía que pone en marcha una acción ética y adecuada, en la que con el debido desapego , no quedamos atados a sus frutos ni ligados a sus resultados.
De esta manera, cada día se puede convertir en un gran día, sólo depende de nosotros como lo queremos vivir...