domingo, 21 de febrero de 2010

Vivir meditativamente




Desde el momento en que se establece en nuestras vidas la comprensión de cuál es nuestra naturaleza real, el siguiente paso ya será el ver de que manera se actualiza esa convicción en nuestro vivir diario. Y puesto que estamos hablando de trascender el mundo de la forma e ir más allá de lo personal, va a ser esa persona que se resiste a desaparecer la que se defenderá poniendo mil obstáculos, impidiendo de esa manera que el Sí Mismo brille puro a través nuestro. 

Sentarnos con el cuerpo quieto y relajado no es el tipo de meditación a la que me quería referir en este artículo, pues de lo que se pretende ahora es hablar de una vida meditativa, de esa que funciona cuando se han abandonado todas las resistencias y que por lo tanto, se desarrolla tanto en presencia como en ausencia de objetos y en contacto directo con los hechos. Esos momentos de silenciar la mente han de servir para que se vaya produciendo una trasformación en todos los órdenes de la vida y que cuando volvamos a la rutina habitual no reaparezcan los mismos hábitos, los mismos condicionamientos y los mismos conflictos.

Una mente tranquila nos permite alcanzar ciertos estados de paz, de plenitud, de alegría, que son el reflejo de nuestra verdadera naturaleza, pero si ese paraíso del que nos gusta hablar o al que una y otra vez pretendemos acceder, queremos vivirlo y darle continuidad a través de la idea de un experimentador, de una identidad individual que se apropie de la la vivencia, supone que seguimos en las garras del ego, identificados con el experimentador y con la experiencia, por muy alta que ella sea, y por lo tanto incapacitados para afrontar la vida con plenitud . 


El terreno en que la mente meditativa puede comenzar es en el de la vida diaria, de la lucha, del dolor, y de la alegría fluctuante. Debe comenzar ahí, traer orden y desde ahí moverse en la eternidad. (Krisnhamurti) 

Cuando honestamente analizamos el día a día, comprobaremos la cantidad de energía que se nos escapa entre confusiones y conflictos. Mientras no afrontamos y desenraizamos el origen de esos conflictos, permanecemos a expensas del mundo emocional como hojas al viento, enredados entre lo que aceptamos o lo que rechazamos. 
Mientras apoyamos nuestra realidad en los sentidos, continuamos dividiendo la vida entre lo que nos gusta y lo que no y por lo tanto sujetos a los dictados de deseos y temores y construyendo futuros imaginarios, tanto materiales como espirituales, en donde poder evadirnos. 
Conocer nuestras raíces supone conocer cuales son esos pensamientos o emociones que no soltamos, que anidan dando forma a la persona y que por lo tanto, son la causa de que no despeguemos y de que permanezcamos anclados en la parte más superficial de la conciencia, en un mundo que sólo se mueve entre la tensión y la distensión, en constante equilibrio de los opuestos..


Conciencia Testigo 
Sabemos, porque es fácil percatarse, de que hay una dimensión de la conciencia que simplemente se da cuenta de los movimientos de la mente y que cuando ponemos en marcha ese estado de observación atenta, ese mirar sin juicios ni comparaciones, esa mirada impersonal nos descubre la naturaleza voluble y transitoria de una consciencia mas superficial que se mueve, como la olas del mar, condicionada por la forma, por la cultura, por eso de ser hombre o mujer, por los impulsos y las emociones y por todas esas reacciones en las que nos envuelve el miedo.
Desde esa presencia lúcida que simplemente constata, desde ese estado de inocencia que induce a la rendición y relajación del ego, es cuando comienza a aflorar esa capa más profunda de nuestra naturaleza que es la dimensión real de nuestro SER, que trae consigo todo el poder de una vida que se desarrolla siempre en presente, siempre en AHORA 

La persona no se libera, uno se libera de la persona 
A la persona, tal como la conocemos, todo esto no le gusta nada porque supone su aniquilación, por eso la necesidad de toda esta sadhana y este trabajo previo de alquimia para trasmutar el fuego emocional y devolverlo a la vida trasformado en energía disponible hacia su crecimiento. La persona es el resultado del movimiento del apego, del movimiento del miedo, de esa necesidad de experimentar que alimenta la imaginación, por eso cuando no le queda nada que experimentar ¿a donde va a ir? La vida, tal como la concebía, ha perdido su color y su sabor. 

El Coraje de Ser Uno Mismo 
Llegado este momento es esencial el coraje y la valentía de no tener miedo a dar ese primer paso hacia un vacío en dónde el observador queda en suspenso. Nada queda por querer y nada que desear. Se abre entonces la posibilidad a una vida meditativa en donde la actividad ya no viene dictada por el capricho de la mente, si no que es la expresión creadora de una inteligencia mucho más amplia que en todo momento cuida de que el universo funcione como totalidad y desde la cual, la vida se desarrolla en una constante aventura hacia lo desconocido.

Nos dice Nisargadatta: No necesita llegar a ella, pues usted lo es. Ella vendrá si usted le da una oportunidad. Abandone su apego a lo irreal y lo real caerá por su propia cuenta rápida y suavemente. Deje de imaginarse que usted es o que usted hace esto o aquello y la comprensión de que usted es la fuente y el corazón de todo amanecerá en usted. Con ello vendrá un gran amor que no es elección o predilección, ni apego, sino un poder que hace todas las cosas dignas de amor y amables.

domingo, 14 de febrero de 2010

El Maestro Interior


Cada día, no dejan de asombrarme todas estas estupendas posibilidades que nos aporta actualmente la tecnología, que sin salir de casa y, con sólo darle a un botón y abrir la ventana del ordenador, pone a nuestro alcance el trabajo y esfuerzo de tantas y tantas personas, que de mil maneras, ya sea acercándonos la voz directa de grandes Maestros, como compartiendo generosamente su propia comprensión y andadura, nos mantienen en la corriente pura de la indagación. 

Lo que hace unos años costaba tiempo y muchos desplazamientos encontrar, hoy en día la sociedad nos lo facilita cada vez más y afortunadamente se va perdiendo el miedo a encarar públicamente, unos temas que antes quedaban relegados al ámbito puramente privado y personal. Esto viene a colación de la noticia de la impartición, por un reconocido científico, en el hospital oncológico en el que trabajo, de un seminario para la ayuda de la gestión emocional en pacientes y personal, a través de la Atención Plena y del reconocimiento de esa Conciencia que actúa como un Testigo de la mente. Como siempre he pensado lo beneficioso que sería para la sociedad en general, encontrar un poco de sentido en sus vidas, a través de acercamientos sencillos y adecuados, a sido una grata sorpresa oír hablar con naturalidad de estos temas , en unos ambientes en donde serían totalmente impensables hace tan siquiera pocos años. 

Una Verdad sin Fronteras Esta conciencia de Ser, que es el único patrimonio real de todo ser humano, es una Verdad sin fronteras y por lo tanto, puede descubrir su resplandor en cualquier momento, o en cualquier lugar. Creo que fue Sta Teresa la que dijo que Dios también andaba entre los pucheros. Quizá haya estado demasiado confinada esta enseñanza a lugares determinados y hasta condicionada, muchas veces, por la forma externa en que venía envuelta. Pero realmente esta llamada a descubrirnos en lo que realmente somos, es una invitación a vivir de acuerdo a una Verdad que ya forma parte de nosotros, de cualquier manera y en cualquier lugar y por lo tanto, todo eso que la actualice y la haga resonar, será porque es lo más adecuado a ese momento en particular. 

En un comentario que ha hecho recientemente Guzmán, en este blog, recordaba con humor como se refería Krisnhamurti a esa propensión del ser humano de apropiarse y a organizar casi todo. 
"Quizá recuerden ustedes la historia de cómo el diablo y un amigo suyo estaban paseando por la calle cuando vieron delante de ellos a un hombre que levantaba algo del suelo y, después de mirarlo, se lo guardaba en el bolsillo. El amigo preguntó al diablo: "¿Que recogió ese hombre?" "Recogió un trozo de Verdad", contestó el diablo. "Ese es un mal negocio para ti entonces" dijo el amigo. "Oh, no, en absoluto", replicó el diablo, "Voy a dejar que la organice". 

Seguramente que muchos de nosotros sabemos mucho de idas y venidas, sabemos de esas muletas que hemos necesitado para poder dar el primer paso, de esas espinas necesarias para poder sacar otras espinas y de tantas y tantas alternancias en este proceso del despertar del engaño y de la ilusión que a buen seguro, damos por bienvenido todo aquello que movilice las conciencias y alivie el sufrimiento, aflojando el peso de la ignorancia en este mundo ilusorio. 

Descubrir al Maestro Interior 
Esa sed de Verdad, que en principio es normal que busque ayuda a través de algo que sitúa en el exterior, bien con el encuentro de Maestros o de Seres Realizados, o con palabras y escritos que nos despejan las dudas y aclaran la mente, incluso con la puesta en marcha de un necesario proceso de purificación en todos los órdenes de la vida, después, va volviéndose hacia dentro, según van cayendo los velos de la mente y emerge brillando desde lo más profundo, nuestra naturaleza real, aportando confianza y convicción y disolviendo las fronteras entre lo externo y lo interno. 

Una vida despierta , es una vida vivida como la conciencia impersonal que somos, sabiendo que nuestra identidad es el origen y el principio de todo y que por lo tanto, no podrá ser reconocida en sí misma, sólo podrá ser contrastada en los opuestos. Al igual que la luz se percibe en los colores....la no-forma lo hace en la forma. 

Reconocer nuestra perfección inherente nos recuerda que todo lo que pretendemos alcanzar, ya forma parte de nosotros, que es nuestro Maestro Interior, que es nuestra esencia y por lo tanto, lo único que hay que hacer, es estar prestos a disolver esos velos ilusorios del nombre y la forma que distorsionan la realidad. 

Poner trabajar la Conciencia, no la mente 
La soledad y el silencio son buenos compañeros de camino para que se asiente en nuestras vidas esta Conciencia impersonal, una soledad y un silencio que no tienen nada que ver con lo físico, si no que consisten en la apertura a una dimensión en donde ya no le queda cabida a la mente parlanchina, en donde cada hecho encuentra su respuesta directa y espontánea y lo interno y lo externo aflojan sus límites. Una mirada en profundidad permite ver, como ese Maestro Interno, que es la Verdad única y sin dirección que habita en todos nosotros, se expresa a través de todo este baile de formas y peculiaridades, creadas y destruidas continuamente por una energía universal, que funciona equilibrándose constantemente con una inteligencia asombrosa. Y a la luz de esta comprensión va floreciendo un Amor, que es esa unidad del Ser desvelando el Uno en el Todo y el Todo en el Uno.


domingo, 7 de febrero de 2010

El desván




Cuando los acontecimientos del día a día, son vividos directamente, desde un profundo estado de presencia, sin necesidad de ser interpretados, pasan sin dejar rastro detrás de ellos, y esa quietud que es nuestro estado natural, se establece como fondo de nuestras vidas.
 

Pero cuando esos mismos hechos se viven desde la interpretación, desde la figura de un experimentador, y no se procesan adecuadamente, dejan residuos que se van acumulando en ese desván de la memoria, y salen a la luz, algunas veces de forma impulsiva o a destiempo, convirtiéndose más tarde o más temprano en un lío o nudo a resolver. 

Ese desván, formando por la memoria del pasado, lleno de viejas e inservibles historias, de fantasmas a los que les atribuimos una identidad personal, representa todo aquello que en su momento no se ha dejado fluir, que no se ha resuelto y que desde falsos posicionamientos condiciona nuestras respuestas a la vida , obstruyendo o nublando, lo que por su propia naturaleza, solo es claridad o iluminación.

¿De qué se llena ese desván? - Se llena de sentimientos y emociones sin procesar, de falsas expectativas, de frustraciones, y hasta de alguna que otra alegría. 


La mente, cuando responde de forma armónica para afrontar en su nivel cualquier reto, pero que se retira en cuanto ha cumplido su misión, sin crear una historia de ella, es una mente sensible y ordenada. Los líos, los creamos nosotros cuando nos resistimos, cuando nos quedamos pegados a los objetos, cuando no queremos soltar, cuando sólo queremos la parte agradable de la vida, cuando nos relacionamos desde un esquema de pensamiento o una idea preconcebida, desde un exceso de imaginación..., en fin, con todo eso en lo que el experimentador se ha ido a vivir a la experiencia y funciona desde la creencia de ser una entidad individual. 

Y como en esta indagación, somos valientes y no nos interesa echar balones fuera, no nos valen las viejas fórmulas de : es que me han hecho...es que me ha sucedido...es que el otro es así, porque nunca es el otro o la situación el problema, si no la madurez desde la que se afronta. Hay que mirar todo eso que de una manera u otra impide avanzar, que provoca resistencias o rechazos, que está poniendo en marcha todo tipo de emociones negativas, que nos mantiene a la defensiva y nos esclaviza con las cadenas del pasado y de la imaginación, porque es precisamente toda esa montaña de inconsciencia la que no está permitiendo que se vea la luz , ejerciendo su hechizo a través de los cantos de sirena de un ego que sólo sabe jugar a decir : ¡Soy tu pasado! Si te deshaces de mí quedarás sin nada en lo que te reconozcas, quedarás sin historia! ¡Estarás expuest@  a las incertidumbres de la vida! ¡Estoy cuidando de tí para que nada ni nadie te haga daño, para que sepas defenderte! Y así, ese vasto espacio de luz , que es nuestro Ser Real, queda continuamente oscurecido, cuando ante cualquier situación se interpone un experimentador apropiándose de la experiencia y provocando la aparición de todo ese mundo emocional que nos convierte en zombis, funcionando desconectados de nuestra realidad y en piloto automático.

Estoy segura de que cada buscador tendrá sus propios métodos para salir de este mundo repetitivo de la memoria y de la imaginación, porque esos estragos de los que la mayoría de las veces no somos conscientes, dañan irremisiblemente el propio cuerpo y son un foco de conflicto para el resto de nuestro entorno. Ese fuego interno, que se genera con cada emoción, nos bloquea y nos quema hasta que no ponemos en marcha mecanismos equilibradores. Reconducir ese calor de forma sana exige devolver esa energía a la vida, llevándola a espacios más amplios a través de una respiración consciente, o movilizándola de forma adecuada a cada situación. Ese primer respiro dará paso a un segundo, que ya consistirá en desarmar a ese ladrón que todos llevamos dentro en forma de parloteo mental. No dar cabida a cada pensamiento que nos enrede en juicios y opiniones, creando la idea o la autoridad de un pensador, nos hará vivir una vida que se desenvuelve siempre en presente y como totalidad.


Ser, simplemente ser 

Tener el cuerpo y la mente sosegados, es tenerlos disponibles, libres de resistencias, para que puedan cumplir su misión como vehículos de la conciencia, en una vida que fluye en el constante equilibrio de los opuestos, y en cuya totalidad, no cabe la posibilidad de un hacedor individual . 
En este proceso del despertar, este desván del que se ha hablado, será visto ya como la oscuridad de la habitación con la ventana cerrada, que cuando se abre y entra luz ¿a dónde se ha marchado?  ¿ qué realidad tenía? 
Habremos entendido entonces, el engaño que encierra esa fascinación hacia los objetos, hacia la necesidad de crear un experimentador para cada experiencia y sabremos, por propia vivencia y sin ninguna duda, cuál es nuestra identidad real, Ser, sólo Ser.