Morir a los juicios.
Morir a los hábitos que nos hacen repetir y repetir una y otra vez.
Morir, al fin, a la idea de un "yo" y "mío". Porque sólo a través de una mente purificada y clarificada aparece la vida, que ya no es "mi vida", y que como expresión de la totalidad, no divide ni separa, sino que ama e incluye.
2 comentarios:
Hla Beatriz.
Muramos pues y seremos libres.
Namasté.
Si, la mente es repetición, memoria, conceptos, imaginación, ilusoriedad ... más allá, me gusta como lo has expresado: "aparece la vida".
Un abrazo!
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