Al igual que los frutales cuando les
llega su estación dan sus frutos, y las plantas con unos
cuantos mimos dan sus flores, ¿Íbamos a ser menos nosotros?
Cuando enseñamos a la mente a discernir, y la acostumbramos a
curtirse en la quietud y el silencio, para que no distorsione, tarde o temprano también
cosechamos unos frutos que nos llegan en forma de Libertad.
¿Acaso necesitamos hacer algo para
SER.? ¿O SOMOS primero y todo lo demás viene por añadidura?
Puede ser que actuemos o puede
que no. Puede que estemos involucrados totalmente en la mejora de la
sociedad, o puede que llevemos una vida apartada y tranquila en las
soledades del campo o de una gran ciudad (que tanto monta). Puede que
hayamos formado una familia y tengamos responsabilidades que cumplir,
o puede que no. ¿ importa eso? Pues importa lo mismo que le
puede importar a la rosa que nace en el jardín de un gran
palacio, o lo hace entre los escombros de una alcantarilla, el esparcir su
aroma.
La ignorancia nos hace vivir de
espalda a nuestra Realidad, metidos en unos caparazones llenos de
adjetivos calificativos: Que si Yo soy guapa o fea...soy lista o tonta....soy
rica o pobre...soy muy espiritual, o mundana..., soy solidaria o insensible..., en fin, vivimos una
vida narcisista, calculadora y miedosa. No nos atrevemos a actuar
sin sopesar antes las consecuencias. ¿que imagen daré?
¿sacaré provecho? ¿se me valorará por
ello?
Triste destino éste de tomarse
por ser un ser humano común. Un ser humano que no se ha planteado descubrir su verdadera valía, porque se conforma con seguir metido en el mundo de las palabras, de las imágenes y
de lo conocido y deja sin explorar una dimensión de la
conciencia, que es la de su propio SER. Una dimensión en
donde el Ser, se ilumina en el Conocer y se hace grande en el Amor.
Una dimensión en donde la mente se convierte en nuestra servidora ,
y no al revés, y por eso la usaremos sólo para lo
que le corresponde, para lo necesario...para aprender una profesión
, un idioma, conducir..cocinar....en fin para asuntos meramente
funcionales. Pero en el resto de los asuntos, la mente debe de
aprender a aquietarse. Debe de aprender a no interferir en los
designios de una voluntad mucho más amplia que representa a la
Inteligencia de la vida .
Y de esa manera tenemos la via libre hacia una
Verdad que nos conduce a la Libertad... que nos da alas. No para
volar como los pájaros, pero si para sobrevolar sobre las
demandas de una mente infantil e inmadura, Por eso nos repetimos como un mantra cada vez que aparece ese niño llorón que a veces nos negamos a soltar: Esto no.....Esto no....Esto es parte de lo viejo, de lo conocido.... y ya sé a donde lleva....al sufrimiento y a vivir una vida partida en medio de los opuestos. Y así nos volvemos valientes
e intrépidos. Hasta puede que empecemos a hacer cosas que
antes no nos atreveríamos a hacer. Puede que tengamos que
actuar con dureza y fuerza en algunos momentos. O puede que seamos
tiernos e inocente como niños en otros. Ser moldeables a la
Luz de la Conciencia conlleva eso.
Y lo importante ya está hecho.
El ego ya no dispone de espacio. Hemos descubierto un Centro
de Conciencia mucho más amplio desde el que vivir. Hemos
cambiado nuestro centro de gravedad y basculado nuestra identidad del mundo de la experiencia y de la mente a un espacio de Conciencia vacío de todo ese ruido. De lo tangible a lo intangible. De lo
transitorio y perecedero a lo permanente que hay en nosotros. Un
Centro que ni separa ni discrimina. El de nuestro SER. En donde todo
lo que aparece forma parte de nosotros. Y tampoco importa mucho lo que aparece.... porque desaparecerá de la misma manera que ha
aparecido.
1 comentario:
Nuevamente excepcional tu exposición, querida Beatriz!
Cuanto más espacio le damos al Amor... menos le queda al ego, es decir, a cualquier centro que no sea el nuestro verdadero, el ser real!
Gracias por estas aclaraciones fundamentales y recordaciones de nuestra esencia a cada pasito, de tu maravillosa Vedanta, de tu finalidad como AMOR!
Gracias por tu ser!
_/\_ Namasté!
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