Este "suave y acariciador calorcillo" del verano, ( ¿se nota que vivo en el norte? ), que nos permite desarrollar una vida más relajada y en contacto con la naturaleza, puede ser un buen momento para observar de qué manera nos hemos ido dejando llevar por los parámetros de la sociedad y hemos acostumbrado al cuerpo y la mente a vivir sobrecargados y en constante estado de tensión.
Tal es así, que la mayoría de la gente de este primer mundo que se supone que ya tiene resueltas muchas de sus necesidades básicas y dispone de cierta seguridad económica, no sabe que hacer con su ocio, y acostumbrada a una vida en donde cada día no deja hueco a la tranquilidad, y cuando le llega el momento de poder disfrutarla, no sabe que hacer con ella, se agobia y necesita llenarla de programas y más programas que garanticen que todos los espacios del día queden cubiertos y bien ocupados.
Esa búsqueda de la felicidad a través de las cosas, de los objetos, de los deseos que ellos desencadenan y de la acción que ponemos en marcha para su consecución se produce debido a la ignorancia, al desconocimiento de nuestra verdadera naturaleza, y ese no saber nos mantiene miedosos y encadenados como sociedad a vivir como se nos ha enseñado, de prestado y de segunda mano, a través de la identificación con los procesos del pensamiento y de la emoción y por lo tanto a expensas del mercadeo de la mente y del constante devenir de deseos y temores.
Ese correr sin tregua tras un poco de placer, nos convierte, como decía S. Juan de La Cruz, en mendigos que piden en casa de gente pobre, porque el recorrido de la mente tiene sus estrechos límites, y por poco que hayamos indagado, ya sabemos que en el mundo de los opuestos todo busca su equilibrio y por lo tanto placer y dolor están irremisiblemente destinados a vivir juntos como las dos caras de una misma moneda.
Como aquí no pretendemos irnos a los extremos, ni no saber disfrutar lo agradable cuando se presenta, y como andamos algunos que otros de vacaciones o con algo de tiempo libre, la única pretensión de este post es cuestionar ese desasosiego que se presenta algunas veces ante la simple idea de una agenda vacía y sin entretenimientos.
¿ Y hoy que hago? parece que se ha convertido en el rey de nuestra vida. "Practique el noble arte de no hacer nada" que recomendaba Nisargadatta, que es lo mismo que decir "esté consigo mismo" no encuentra hueco en una sociedad que lo que valora es tener siempre las horas y el estómago ocupado.
Nuestra capacidad de discriminación es la que va a acercarnos a la perspectiva correcta, que es darnos cuenta de como el cuerpo-mente es sólo un instrumento, y que en la medida que lo tenemos siempre ocupado, tenso, sobrecargado de comida y bebida y corriendo de objeto en objeto y de experiencia en experiencia, no le damos la oportunidad de ese estado de relajación y de quietud tan necesario para que podamos empezar a abrir puertas y ventanas a lo real.
Se nos ha educado con la idea de que somos actores y hacedores de nuestras vidas, de que somos los responsables únicos de lo que acontece, y de esa manera se nos ha inculcado un espíritu competitivo, basado en el hacer y en el tener que nos convierte en esclavos y víctimas de éxitos y fracasos, por eso el indagador se encuentra al principio con una montaña de conceptos que desmontar hasta poder ir descorriendo el velo y comprender que para que todo ese tenga lugar y para que el mundo como tal aparezca, primero tiene que haber una conciencia que lo atestigüe.
Así que para poder hacer o tener, antes de todo hay que SER,. Si no hay SER, o EXISTIR, ¿podríamos plantearnos estas cuestiones?.
Así que recobrar la desnudez de SER, simplemente SER, se puede convertir en nuestro principal destino de vacaciones.
Es seguro que ese es el lugar mas venturoso que podemos encontrar y además sin depender para ello de ninguna agencia de viajes, ni de maletas, ni de atascos, ni de paisajes maravillosos, ni de tener que estar con estas o aquellas personas. Y además es el más barato, el más rápido, el más sencillo y el mas cercano. Siempre lo llevamos con nosotros. Mejor dicho es Él el que siempre nos lleva en su mochila. Porque realmente Él es lo único que hay y Él es nosotros.
Y todo lo demás es el juego de sus proyecciones.
Así que nuestras vacaciones nos pueden llevar a nuestro Centro, a saber vivir como lo que somos sin tener que movernos de casa, sin necesidad de adquisiciones, sin dejar de ocuparnos de lo cotidiano, sin retirarnos a lugares lejanos, porque lo único que se requiere para ello es un cambio de actitud, un cambio de perspectiva.
Y para mirar con los ojos de la conciencia, hay que dar un giro y empezar a prescindir de viejos hábitos, de la estrechez de lo mío, de la memoria de lo conocido, de la falsa identidad como un pequeño y fragmentado "Yo", todo eso lo vamos dejando fuera, no permitiendo su inferencia, y pacientemente, humildemente, con el cuerpo y la mente purificados y relajados, despojados de estrategias, estaremos dispuestos para quedarnos siendo, simplemente, lo que siempre hemos sido.
13 comentarios:
Gracias Bea, hacer de las vacaciones un retiro de silencio hogareño, ahì encontramos todo, un abrazo.
Pranam
Que alegria Queo encontarte por aquí.
Es estupendo ir viendo como todo lo que rodea nuestra vida va llenándose de coherencia.
Un fuerte abrazo y gracias por tu visita.
Bea
Hola sadhu
Pranam
Unas vacaciones sencillas, Beatriz. Y pueden tomarse todo el año, si se lo piensa un poco.
Practique el noble arte de no hacer nada. Y, por lo tanto, empiece a estar en paz consigo mismo. Eso nos recomienda Maharaj.
Tal como tú dices, dejemos de ser “víctimas de éxitos y fracasos” y ante todo “ser”. Que es el lugar más venturoso.
Gracias por tu sensibilidad y la claridad con que expones tu manera de vivir. Un abrazo…
Hola Furia, gracias a tí por tu visita.
Como bien dices unas vacaciones que bien pudieran ser de una año o de toda la vida.
Pero como por aquí andamos de veraneo y a medio gas, me ha sugerido esta entrada.
Ya te lo he comentado en tu blog, me ha encantado tu poema, me recuerda a los cantautores argentinos de mi época...siempre con tanta sensibilidad a flor de piel.
Un cariñoso abrazo
Bea
Comparto contigo totalmente estos comentarios respecto a los "vacacioneros compulsivos" ja.ja.ja., ¿se los podría llamar asi???
Aunque siempre aceptando de todas todas, que aún así forman parte de la perfección totalitaria en la que todos hacemos de "un hilo en la tela de araña" de esta maravillosa manifestación.
Un saludo con cariño
Querida Bea, saludos.
Es una clarísima descripción de lo que hoy, las gentes, entienden como el "debe ser" que tú describes con acierto.
Es grato visitarte.
Te saludo con las manos juntas.
J.C.
Solamente podemos ser TODO.
( disfrutar de TODO ).
Cuando no somos NADA
( Cuando solamente SOMOS )
( SER sin definiciones )
Gracias Beatriz
Hola santosham:
Pues sííi... un poco de conciención sobre estos puntos liberaría de muchas depresiones, crisis postvacacionales y todas esas incidencias que llenan las consultas de los psicólogos después del verano.
Sí, pero evitaria mucho sufrimiento que toda la manifestación en conjunto fuera encontrando el sentido de su existencia y abriendo huecos a la luz de la conciencia que es.
Gracias por compartir este espacio y un cariñoso abrazo.
Bea
Hola Juan Carlos:
Sería estupendo que todo este movimiento de blogs, foros o redes sociales, fueran abriendo alternativas a una forma de vida más saludable y coherente, en donde los seres humanos tomemos cada vez mas consciencia de "nuestra inconsciencia".
Gracias, como siempre, por tu visita.
Namaste
Bea
Hola Miguel:
A este respecto Nisargadatta decía:
"el amor dice: Yo soy todo. La sabiduria dice: Yo soy nada. Entre ambos fluye mi vida. Y puesto que en cualquier punto del tiempo y el espacio puedo ser ambos, el sujeto y el objeto de la experiencia, lo expreso diciendo que soy ambos, ninguno, y estoy más allá de ellos.
Gracias por recordarlo y un cariñozo abrazo.
Bea
Namasté ;)
Publicar un comentario