Se pueden observar
diferencias entre los hombres, pero no separaciones; contrastes, pero
no oposición. Jean Klein
La vida invita a convivir,
tanto con nuestro interior como con el resto de personas y
acontecimientos. Y para que esa convivencia sea madura, hemos de
estar abiertos, receptivos, y dispuestos a traspasar el escudo defensivo con el que nos
quiere vestir el ego.
Durante mucho tiempo nos dedicamos a cultivar una mente temerosa, preocupada sólo en lo que le
pasa al cuerpo y en crear comodidades para él. Y mientras
tanto se nos ha ido olvidado la pura dicha del vivir, que es nuestra
vivencia de SER.
Y queremos encontrar la
paz y la armonía, mientras seguimos albergando en nuestro interior
resentimientos, ira y desunión. Y así las cosas no
funcionan. Porque seguimos sin responsabilizarnos de las limitaciones y
contradicciones de nuestra naturaleza humana, y repetimos historias desde de una mente que se relaciona siempre desde la
memoria y que sólo conoce las mismas respuestas.
De ahí la necesidad
de dar un giro radical, para que nuestro vivir se convierta en
algo fresco y en continuo descubrimiento.
Porque la vida no es
repetición. La vida es como un río que trae siempre
agua fresca. Y lo que ocurre en cada AHORA, tiene una cualidad única
que invita a ser vivida de manera inocente, nueva y espontánea.
Por eso no vale lo aprendido.
¡pero nos cuesta
tanto dejar a la mente tranquila!.
¡Nos hemos
identificado tanto con ella!
Así que nuestro reto es encontrar la forma de estar abiertos a la vida, con lo que eso
representa. Ver si estamos maduros para relacionarnos pacíficamente
entre seres humanos cuyos pensamientos, sentimientos y
reacciones fluctúan constantemente en busca de cumplir con sus
propias inquietudes.
Por eso hemos de cultivar nuestra Vivencia de Ser y asentarnos en nuestro Centro, para permanecer vacíos hasta de la última gota de
agresividad y defensas.
Porque es el nivel de la mente, el que nos hace reaccionar. Reaccionar ante nuestro propio mundo emocional
interior y ante las personas o sucesos que acontecen en nuestra vida,
ya que la naturaleza de la mente es dual y en ella se dan la alternancia de los opuestos:
triunfo, frustración, alegría, dolor, pena o goce.
Es el “yo” existencial, la idea de
ser una entidad individual, lo que crea los problemas. Por eso
cuando en nuestro acercamiento a la Verdad, nos situamos
adecuadamente, sin las defensas de lo “mio”, nuestra Conciencia
impersonal, esa que siempre somos, más allá
del “yo” o “lo mío”, hace que fluyan la palabras
justas, la respuestas adecuadas, y las acciones correctas.
1 comentario:
Texto muy interesante que me da lugar a escribir solo unas palabras . " Nuestro ego , nos traiciona porque nos hace zancadilla y caemos en el mismo error de los errores " .
Tendré en cuenta el contenido del texto . Gracias por compartir.
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