Esta sociedad ha hecho una cultura del correr, como ha hecho otra del comer. Y se come sin moderación, y despues se corre y se corre para quemar lo que se ha comido. O se corre de actividad en actividad llevando al cuerpo a un estado de tensión y de stress constante. Y así entre comer y correr se pasan la vida la mayoría de los seres humanos.
Y
aún cuando comenzamos a madurar y a ser más consciente, seguimos
corriendo y comiendo. Corriendo en busca de otros paraisos, lugares más
pacíficos, mas
espirituales, o más de lo más.....Y en cuanto al comer, eso sí..., que
si más
ecológico, más saludable o más lo que sea, pero haciendo un fin del comer, aunque sea sin conservantes ni colorantes. Pero sin tener en
cuenta aún cuanta toxicidad seguimos dejándo entrar por nuestra cabecita en
forma de ideas intolerantes, exclusivas o selectivas.
Y así nos mantenemos entretenidos entre el comer ....y el correr. Y
creyendo que ese correr o comer nos pueden volver más pacíficos, más felices,
más sanos o más lo que sea.
Nos
sigue dando miedo parar....el no tener proyectos, el dejar que la vida sea
todo lo sencilla que es. Que nuestro cuerpo sane de manera natural al
encontrar el equilbrio adecuado entre alimentación, ejercicio y
relajación, y consumiento de manera simple lo que se produce cerca
de nuestro entorno. El
aprender a disfrutar del atardecer sentados en el sillón de siempre, como lo han hecho nuestros abuelos, en paz con nosotros mismos, con nuestro trasfondo mental, sabiendo poner al pensamiento y a la emoción a nuestro servicio, el de nuestro SER, y no al revés como suele pasar,,,,, y explorando la riqueza y profundidad de nuestro paisaje interior...., compartiéndolo con las plantas...., los árboles...., los pájaros...., o el vecino de la casa de al lado.
Pero
si aún así queremos seguir corriendo, que sepamos que no llegaremos a
ningún
lado, porque el mucho correr sólo indica que estamos queriendo escapar
de nuestras frustraciones, y que vayamos a donde vayamos seguiremos
llevando con nosotros nuestra insatisfacción y ansiedad. Y la
insatisfacción y ansiedad no se calman
corriendo ni comiendo, se calman observándolas con cariño y
comprendiéndolas.aprender a disfrutar del atardecer sentados en el sillón de siempre, como lo han hecho nuestros abuelos, en paz con nosotros mismos, con nuestro trasfondo mental, sabiendo poner al pensamiento y a la emoción a nuestro servicio, el de nuestro SER, y no al revés como suele pasar,,,,, y explorando la riqueza y profundidad de nuestro paisaje interior...., compartiéndolo con las plantas...., los árboles...., los pájaros...., o el vecino de la casa de al lado.
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