Reconozco que paso grandes momentos contemplando la naturaleza. Disfruto de cada
estación, me parece que cada una, tiene un color especial que la representa. En el invierno, por estos lares, el amarillo
es el color predominante, con las praderas cubiertas
de tréboles y nabos floridos, después la primavera y el verano
son una eclosión de variado colorido, con
los bordes de los caminos llenos de flores silvestres y los campos tapizados
por los cultivos....hasta bien entrado el otoño en donde ya empiezan los
árboles a perder sus hojas y los suelos se llenan de ocres y rojizos.
Y es que ella, generosamente, siempre ofrece su belleza,
sus colores y sus olores sin preocuparse
de si podrá haber alguien capaz de disfrutarlos. Está ahí sencillamente, y quién
tiene la sensibilidad de apreciarlo, lo agradece.
Esa vida que se expresa de formas tan variadas, está
invitando en cada instante a ser vivida en su maravillosa plenitud. Porque la
vida es el patrimonio que todos compartimos desde el momento que aparecemos en ella,
desde que, como uno más, formamos parte de ella, como lo hace desde el más inerte de los minerales
hasta el más avanzado de todos los seres.
De quedamos estancados en las diversidades..., en las
diferenciaciones..., en las peculiaridades...nos pasará desapercibido ese caudal
de energía que está continuamente dando existencia a todos los seres, y que bulle
alegremente por todos los rincones del universo.. . Porque no hay la vida de
unos, y la vida de otros.....sólo hay vida. Y en esa vida, mineral, vegetal o
animal todo encaja perfectamente según una
inteligencia que la gobierna, y que la mente humana, debido a sus propias limitaciones , nunca podrá conocer.
Por eso, poco sentido tienen los orgullos personales, pues
las capacidades con las que hemos venido a este mundo nos han sido regaladas. Pero además, por
encima de esas capacidades , que están
condicionadas al estado del cuerpo o de
la mente, hay otras cualidades esenciales que son inalterables e
incondicionadas, y que son iguales para todos, que pertenecen por derecho natural a
todos, que dan Luz a la existencia y nos capacitan con su Amor al tránsito por
ella. Existencia, Conocimiento y Amor
infinitos, son los pilares sobre los que se asienta nuestra Consciencia y sobre los
que éste universo está construido.
Así que el camino de la sabiduría nos invita a receder, a
apreciar en cada forma la no forma, en descubrir en cada hecho, el potencial
que lo ha hecho posible, en no dividir la vida en dos, en el veedor y lo visto.
E ir descubriendo otra forma de relación, más profunda, en donde, la no
división, hace que todo se vuelva cercano y
amable...porque todo comparte la
misma esencia......porque todo comparte la misma belleza y el mismo destino.
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