El discernimiento
siempre encuentra rincones oscuros que pasan desapercibidos, por el simple hecho de que vivimos
totalmente identificados con ellos. Trampas que impiden nuestra plena
realización, nuestra unidad con la vida.
Muchas de esas trampas las crean los hábitos. ¡Quién no se
ha visto dominado por ellos, en muchas ocasiones!
Hay ciertos hábitos que descubrimos
que son nocivos, que nos pueden hacer daño de manera física o
mental, y quizá a esos les prestemos mayor atención, para que con grandes dosis de cariño y esfuerzo,
intertar erradicárlos.
Pero aún quedan otros hábitos que aunque sean más
saludables , se convierten en esquemas de funcionamiento, en formas demasiado estructuradas que marcan
el día a día y no permiten que se manifieste la espontaneidad de la vida. Pues
el hábito, a mi modo de ver no tiene que
ver con la rutina. La rutina no crea adicción y puede ser abandonada en cuanto las necesidades
del momento lo demanden, pero el hábito no, el hábito encorseta. Cuántas veces nos habremos encontrado diciendo: Ah!!!,...que
incordio que haya sucedido esto, que se hayan alterado todos los planes....justo ahora que es mi hora de
meditar, de descansar...de hacer ejercicio... de escribir... o de lo que sea. El
hábito nos vuelve rígidos e inflexibles.
Esto no quiere decir que
vayamos a estar a expensas de los deseos de los demás...no, porque los deseos de cada uno, le corresponde a cada cual responsabilizarse de ellos, para
aprender y crecer. .
No , estamos al servicio de la totalidad de la vida, y ser servidores de la
Vida, nos vuelve dúctiles como el hierro
de la forja...en su fuego creador, porque es la inteligencia de la vida la que toma las riendas en cada acción.
De ahí que deshacerse de lo que limita el
hermoso y amplio proceso de vivir, es labor muy liberadora. Con ello aprenderemos a traspasar algo que nos
esclaviza sobremanera, el hábito
enormemente arraigado de identificarnos con las formas de pensar y de sentir... y de movernos en medio de la
imaginación y la memoria que construyen la identidad personal.
Igual que si queremos ganar en salud, vamos deshaciéndonos de las costumbres insanas que puedan alterar nuestro organismo. La liberación de
nuestra manera habitual de relacionarnos con la vida....desde un yo....desde un
individuo, desde un cuerpo....desde una persona....exige una constante y
permanente alerta, si lo que anhelamos es
permanecer puros en nuestra naturaleza Real.
Para eso dice Nisargadatta :
"Deje en paz a los hábitos ¡Vaya más alla´. Si no puede hacerlo entonces
usted no puede comprender esto, toda la verdad final. Ningún camino, ninguna
instrucción, ningún método, ninguna técnica. Usted es pleno, usted es todo.
Uno. Usted siente que usted es dos. ¿no es así? Comprenda que usted no es dos.
Advaita."
La gente que se aferra a su cuerpo no es apta para este
conocimiento.
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